miércoles, 17 de junio de 2009

HOY: Una vuelta más ... y van ... ¡44! (¿Canto a mí mismo?)

Otra vuelta más alrededor del sol en esta nave azul que nos lleva por todo el universo. Esa cara tenía en Olinda hace algunos janeiros, pero no tantos como para ser otro, y no seguir "en busca de lo naranja y verde" (sea lo que fuere que eso quiera decir); y por supuesto adscribo aún a las palabras de la canción de Serrat que viene ahí siguiéndome ...

Seria Fantàstic

Seria fantàstic
que anés equivocat
i que el wàter no fos ocupat.

Que fes un bon dia
i que ens fes bon pes.
Que sant Pere, pagant, no cantés.

Seria fantàstic
que res no fos urgent.
No passar mai de llarg i servir per quelcom.
Anar per la vida sense compliments
anomenant les coses pel seu nom.
Cobrar en espècies i sentir-se ben tractat
i pixar-se de riure i fer volar
coloms.

Seria tot un detall,
tot un símptoma d'urbanitat,
que no perdessin sempre els mateixos
i que heretessin els desheretats.

Seria fantàstic
que guanyés el millor
i que la força no fos la raó.

Que s'instal-lés al barri
el paradís terrenal.
Que la ciència fos neutral.

Seria fantàstic
no passar per l'embut.
Que tot fos com és manat i ningú no manés.
Que arribés el dia del sentit comú.
Trobar-se com a casa a tot arreu.
Poder badar sense córrer perill.
Seria fantàstic que tots fóssim fills de Déu.

Seria tot un detall
i tot un gest, per la teva part,
que coincidíssim, et deixessis convèncer
i fossis tal com jo t'he imaginat.


Letra (y Música): Joan Manuel Serrat

7 comentarios:

  1. Hello again! Habiendo leído atentamente la nota "Creía que mi padre era Dios" en la cual te he dejado comentario acerca de otros libros maravillosos de mi gusto literario, me tenté a compartir un cuentito robado al gran Eduardo Galeano, a fin de ponerme en órbita con este sitio de vuelos a cualquier lugar. En una etapa de mi vida solía escribir o mejor dicho creerme el poeta (pero mas de aquellos de prosa simple como nuestro Hamlet Lima Quintana)y pensaba que cada palabra o cada gesto propio o ajeno nos remiten irremediablemente a algún hecho o suceso de nuestro pasado y que nos destroza y nos deshace en mil pedazos. Bueno, todo esto me llevo hasta los años 96 y 97 en donde mochila al hombro troté por lo precolombino. Me ví a mi sentado alli ya hace unos años en el lugar en el que transcurre la historia narrada por la pluma de Galeano. Él, sin saberlo hoy nos prestó su cuentito:

    "Fue a la entrada del pueblo de Ollantaytambo, cerca del Cuzco. Yo me había despedido de un grupo de turistas y estaba solo, mirando de lejos las ruinas de piedra, cuando un niño del lugar, enclenque, haraposo, se acercó a pedirme que le regalara una lapicera. No podía darle la lapicera que tenía, por que la estaba usando en no sé que aburridas anotaciones, pero le ofrecí dibujarle un cerdito en la mano.

    Súbitamente, se corrió la voz. De buenas a primeras me encontré rodeado de un enjambre de niños que exigían, a grito pelado, que yo les dibujara bichos en sus manitas cuarteadas de mugre y frío, pieles de cuero quemado: había quien quería un cóndor y quién una serpiente, otros preferían loritos o lechuzas y no faltaba los que pedían un fantasma o un dragón.

    Y entonces, en medio de aquel alboroto, un desamparadito que no alzaba mas de un metro del suelo, me mostró un reloj dibujado con tinta negra en su muñeca:

    -Me lo mandó un tío mío, que vive en Lima -dijo

    -Y anda bien -le pregunté

    -Atrasa un poco -reconoció."



    Q´tul!!!
    Es así, no hace falta mucho o casi nada para pasarla bien en este mundo, solo un poco de imaginación y fantasía. Encontrar a los otros locos es el tema.
    Abrazos coincidentes!
    Dani Günther.-

    ResponderEliminar
  2. Tomodachi Dani:
    "Celebración de la fantasía". Lo recordaba muy bien, tuve que buscar su título claro, pero lo tenía muy presente, pasaron casi 20 años desde que lo leí por primera vez.
    Tengo una primera edición, primera impresión, de "El libro de los abrazos"; una noche en Diciembre de 1989 estaba boludeando en la Librería Hernández, leyendo de parado, y justo llega el paquete con "el último de Galeano", aunque estaba casi seco (por eso leía los libros que no podía comprar de parado en la librería) me decidí a hacerle un agujero (-ito) a la tarjeta que tenia extensión de mi viejo, fue una buena decisión. Ya ves. Luego, como te contaba antes, debo haber comprado decenas para regalar a amigos y pasados futuros ex-amigos a lo largo (y a lo ancho) de los años; ya cuando se hizo muy "best-seller" (en gran parte gracias a mí, ja) pasé a regalar otro.
    Seguiré comentando tu comentario mañana, ahora un compromiso indeclinable (comer un asado con los Dogos) interrumpe este.
    No dejes de pasar, tal vez no sea este un blog de divulgación de obras "10", ni siquiera sé si se colarán los "favoritos" del Animal que mueve mis dedos (aquí los de Nejimaki); trataré que sea algo de "aquí y ahora", yendo y viniendo.
    Sayonara.

    Este comentario continuará.

    ResponderEliminar
  3. Continúa:
    A fines de 1992 nos tocó viajar a La Habana en el mismo avión que Eduardo Galeano. Yo iba con mi amigo Tati y su amigo el Colo (ambos rosarinos y "canallas"); el Colo era conocido de Eduardo Aliverti que viajaba en el mismo grupo que nosotros y conocía a Eduardo Galeano (en ese entonces creo que era Secretario de Cultura de Montevideo, y viajaba a Cuba para hacer de jurado en el Festival de Cine Latinoamericano, entre otras "empresas"). Entonces el Colo saluda a Aliverti, empezamos a charlar en Ezeiza, pasa Galeano y se queda con nosotros, cuando llaman a embarcar, y antes de que Galeano se pierda en su fila first class, saco uno de los 3 ejemplares de "El libro de los abrazos" que llevaba para regalar a mis amigos cubanos; y lo dedica "para un cubano de un uruguayo, desde un argentino".

    ResponderEliminar
  4. Sigue continuando:
    En el mismo grupo que íbamos con el Tati y el Colo, ¿sabés quién andaba también? Don Hamlet Lima Quintana. ¡JA!
    Por casualidad compartimos la mesa en el primer desayuno, y desde entonces hicimos ritual desayunar juntos todas las mañanas siguientes. También compartimos algunas cenas, él tenía muchos compromisos, era un invitado especial del gobierno cubano, y casi todas las madrugadas en el "quincho tropical" del Hotel Kohly. En una de esas madrugadas fundamos la "Brigada 31 de Noviembre" cuyos miembros estables éramos Tati, el Colo, Don Hamlet, un bahiense de barba que ya no me acuerdo como se llamaba y era hincha del "tricolor" (Villa Mitre), y yo. El punto principal del "programa" de la 31 de Noviembre era la consigna "¡BAJEN EL MOJITO!", que aumentaba hora tras hora 50 centavos de dólar; eran otros puntos importantes llevarle la contra a Aliverti y a su secretario-productor-lame-botas que no paraban de criticar cualquier boludez y la iban de "argentinos" superados, otra era criticar al jefe de la Delegación (un previsible y rompe-pelotas militante vitalicio del PC argentino) a quien llamábamos irónicamente "Comandante Eugenio". Fueron unos días inolvidables, y como todos irrepetibles, aunque ahora que los recuerdo, cualquiera puede llegar a saber que fueron días "más" irrepetibles que los comunes irrepetibles días de nuestras vidas.

    ResponderEliminar
  5. Y continúa continuando...
    Uno de esos días Don Hamlet me sorprendió canturreando "Zamba del duraznillo", me preguntó porque cantaba justamente esa zamba, le dije que porque era mi zamba favorita, Don Hamlet solo se sonrío pícaramente, se dio cuenta de que ignoraba que él era el autor de los versos; cuando salí parcialmente de mi ignrancia sobre ese hecho, algún tiempo después, no pude más que sentir una extraña vergüenza retrospectiva, ¡JA! (che, ¡qué buena anécdota!, ¿cierto?).

    En el verano del 2002, pocos días antes de que falleciera Don Hamlet, coincidimos en una de esas actividades culturales de protesta que en esos meses inundaban las calles de Buenos Aires. En un momento lo tuve frente a frente, estaba muy deteriorado físicamente, lo saludé y le conté como lo había conocido, se sonrío estirando esa cara de pergamino que tenía y me dijo, que aunque no se acordaba exactamnte de mi cara, ("es que estoy un poco viejo"), si recordaba a veces aquellos días y noches compartidos en La Habana.
    ¡Puta Madre! ¡Qué bueno haber viviso eso! Y lo mejor es que es cierto.
    Se me estruja el corazón.
    Sayonara, por mover el motor de mi memoria; me voy a escuchar la "Zamba del Duraznillo" cantada por Mercedes Sosa y a tomarme un ron ...
    Fin de esta pequeña historia insignificante

    ResponderEliminar
  6. No imaginé te pudiera haber pasado algo así. Debés ser de esos suertudos de la vida... o por lo menos de los que gustan de estas cosas y personajes. Todavía ando con esos relatos en la cabeza, tratando de imaginarme las situaciones... que se yo. ¿Con esa simpleza? ¿así nada mas?

    Es asi my friend! El sitio, algunas cosas que leí, me llevaron donde mencioné por allá arriba, provocándome hermosos recuerdos. Mirá dónde te llevó a vos este pequeño intercambio internauta no? Una sana envidia me producen estas experiencias. Es decir... Es Fantastico!!!! Nos vemos a la vuelta... Abrazos coincidentes II!
    D.Gunther.

    ResponderEliminar
  7. Tomodachi Dani:
    Justamente lo bueno de dialogar amablemente es que de un tema a un recuerdo, y luego a un gusto, y a otro recuerdo, uno va viajando de rama en rama, y puede conocer el árbol de al lado, y al final se pueden hasta formar constelaciones.
    Como siempre digo: el azar (¿el azar?). Ya quisiera yo ser uno "de esos suertudos"; pero me gusta pensar que esas anécdotas son producto de decisiones acertadas, y no siempre uno puede tomarlas, quiero decir, decidir por ejemplo:
    -Viajar.
    -Saber a donde uno viaja y con quien.
    -Viajar a Cuba, en lugar de a Bali o a Miami, claro.
    -Regalar libros de Galeano o de Camus o de Auster, en vez de uno de Bucay o una remera o un perfume.
    -No tener los ojos del "Comandante Eugenio" y pensar que uno estaba en el Edén.
    -No mirar con ojos de "genio" y pedir el Paraíso.
    -No ser solemne.
    -No ser cholulo.
    -Elegir ser amable a ser inteligente.
    -Escuchar música latina, y toda la fusión con la africana.
    -Preferir las canciones que cuentan algo más que advertir a Chita que tenga cuidado con la bomba.
    -Saber porque uno toma las decisiones que toma, aunque luego resulten equivocadas.
    -Ayudar a la suerte y cantar una canción linda que nunca estuvo de moda.
    -Vivir las experiencias más insignificantes como si fueran "un gran paso para la humanidad".
    -Hacer un comentario innecesario para completar un "7", que es un número que me gusta.
    ¡JA!
    Ya estoy recordando otras historias ...
    Arigato.
    Un abrazo (¿cómo se dirá en japonés?, gugleo y le agrego una palabra a este blog). ¡Super JA!

    ResponderEliminar

algo más para decir