Los primeros 3 Libros 3 que leí este año.
El Lemprière empezó a fines del año pasado y resultó una labor laaaaaarga; cuando decidí seguir con Cucurto me causó gracia andar por lecturas tan distintas; bué, hasta que volví a Dolina y me gustó ver que en esas cartas marcadas podían dialogar textos tan diferentes como Lemprière y Cucurto.
"El diccionario de Lempreière"
de Lawrence Norfolk
de Washington Cucurto
de Lawrence Norfolk
Me costó un huevo (disculpen la imagen cultísimos 3 ó 4 lectores de este blog) abrirme paso por esta historia; me resultaba muy áspero, confuso, fragmentario, innecesariamente rebuscado y pretencioso (y claro, no quería decirlo, tal vez para no echarme tierra encima solo, algo aburrido). Me recordaba el barroco cubano, que tiene su ritmo y si no se lo encontrás no hay con que darle (recuerdo haber empezado como 5 veces "La consagración de la primavera" de Carpentier antes de leerlo de un tirón). En la duda de hacer zapping y reintentar cuando mis neuronas tuvieran algo de electricidad, hice un análisis extra-lectura que consistió en lo siguiente (dos puntos): Este libro tiene traducciones, la editorial es Anagrama que difícilmente publique literatura inleible, mi edición es una de compactos (o sea, una reedición más económica), existe algo que se llama "negocio editorial"; entonces, tiene que haber miles de personas que pudieron leerlo y llegar a las casi 700 páginas, yo no podía abandonar cobardemente como un lector de material masticado y escupido. Seguí con lo que me quedaba de fuerza y "comprendimiento", en definitiva fue una buena decisión.
Transcurridas las páginas de naufragio y zozobra ("naufragio" y "zozobra" palabras ajustadísimas para este cuento) todo, o casi todo, empezó a iluminarse y tener sentido. Los resplandores de novela negra; literatura del siglo XIX (algo de Dickens, una pizca de Dumas, Stendhal?); mitos clásicos retomando forma mágicamente; hechos inquietantes; ambientes cinematográficamente reconstruidos en mi atropellada recepción intelectual como fuente de invenciones posteriores (alguna impresión "Lost", por ejemplo); una precisa, celosa y detallada puesta en escena histórica; muchas sorpresas; todo condimentado con un idioma poético inusual (por lo menos en la traducción) que dejaba un muy buen sabor general.
De qué trata la historia se puede leer en cualquier sitio especializado de la web (e incluso en la inmunda Wikipedia se puede verificar que John Lemprière, el personaje principal, estuvo en este mundo como una persona real) o previsibles contratapas y solapas.
Y cuando andás medio tambaleando la lectura te regala imágines como esta de la página 391, por ejemplo:
Y cuando andás medio tambaleando la lectura te regala imágines como esta de la página 391, por ejemplo:
"...Había dejado el río atrás, al norte, y caminaba por el laberinto de callejuelas de New Road. La atmósfera tenía un tinte verdoso, como si Lambeth estuviera sumergido en el agua.
El vino había pasado de la botella al vaso en cintas de color rosado que se superponían unas sobre otras. Septimus había escuchado toda aquella historia de barcos perdidos y reaparecidos, ballenas, cajones, estatuas, seguros marítimos y el calado del puerto de La Rochelle. Había oído explicar a Lempriére sus sospechas acerca del convenio..."
Pasemos a otra cosa totalmente distinta:
"Hasta quitarle Panamá a los yankis"de Washington Cucurto
Primero lo primero.
En el otro lado de la contratapa (como mierda sea que se llame) figura una lista con el título "Resultado de una búsqueda en Google de las palabras "Cucurto es"". Entonces, primero lo primero:
Cucurto es indescriptible.Cucurto es un impostor.
Cucurto es un infiltrado.
Leer a Cucurto es terriblemente divertido, te reís en medio de la sucesión de imágenes delirantes, grotescas, sexualidad al palo, salvaje y para quien caiga al plato; mientras, de contrabando, te encaja palabras claves y remisiones que hacen que te vuelvas a mirar la tapa del libro y preguntarte "¿Pero qué libro estaba leyendo?". Por ejemplo, en medio de la caravana nocturna de dos personajes se "cae" el piropo que dice algo así como "Te doy hasta quitarle Panamá a los yanquis", ¿entendés?, no dice: "Te doy, hasta el año 3000", o como tranquilamente podría decir el perfil de personaje que piropea "Te doy hasta que la pija me quede como un trapo, y agüita nomás"; ¡no!, le dice: "Te doy, hasta quitarle Panamá a los yanquis". Y eso no es gratis hermano, ¿no te parece? Hay algo ahí, ese plus me encanta. Cucurto es un infiltrado.
Leer a Cucurto es recibir señales de otros mundos, y es también asistir a la producción de un mensaje destinado a la "alta" literatura, apuntando al arte de salones habitados por viejas pitucas y viejos lascivos, esos que prejuicio (¿debo pedir disculpas?) tratan a Cucurto (o Vega, o Anachuri) como "atolondrado" y "borroso", manchado de populismo; disparando también contra la "vanguardia" iluminada, correctísima y experimental que, otra vez, prejuicio (¿debo pedir disculpas otra vez?) hablan de "trash" o de rasgos "xenófobos" y "machistas". Bué, en el medio del Barrio de Constitución en una bailanta, o reponiendo mercaderías entre las góndolas de un supermercado, o en encuentros homoxesualmente furtivos en un baño público, o correteando por las calles muchachas que trabajan cama adentro Cucurto envía señales:
-pag. 40: "Pato, que pereza man, Macunaíma sin poderes parecés. Patito, como te gusta seguir a las siervas del barrio". (¿Saben Ustedes todo lo que que hay que haber recorrido para llegar a saber de Macunaíma? Este es un comentario prejuicioso, así que opino que muy difícilmente el nombre Macunaíma pueda ser naturalizado en una charla rápida entre repositores del super)
-pag. 53: "Pasolinesco me corría más que nunca. Me senté en un banco y le dí lo que queríamos ambos"
-pag. 57: "¡Un colombiano de verdad! Como el que hace furor en sus siestas de sirvienta, café con aroma de mujer, o Betty la fea"
-pag. 58: "Me lo dicen sus ojos abiertos, obnubilados por mi "novela", llego a un nivel de creación y mentira asombroso, agrando todo, invento historias geniales, soy el punto exacto, tripartito entre Faulkner, Arenas y Albertito Migré, qué menjunje, qué guisada llena de porotos y lentejas, agüita la boca" (¡Dibuje maestro! Para relacionar a esos tipos hay que saber de que estamos hablando, hay que saber más de tres cosas; y novela-creación-mentira ¡JA! ¿Hace falta qe te explique?)
-pag- 62: "Se fue, como todos nos iremos un día de este infierno moderno de góndolas y gente-estúpida-compra-porquerías" (¿Escuchaste alguna vez "José Mercado" de Serú Girán?)
-pag. 85: "Salgo a las 23 horas, la noche estrellada, nerudiana, pero más que nerudiana, cucurtiana" (!!!) (Mostro, sos un genio, te autoreferencias para la tribuna, dalinesco lo tuyo, sublime)
-pag. 87: "la Autopista del Sur al costado la Basílica de Sagrada Constitución y atrás aparece como una nave espacial, un satélite que nos mandan los yanquis: las luces increíbles del Bronco Bailable" (Si amiguito, la autopista que va al sur de Buenos Aires no se llama "La Autopista del Sur", ni nadie le dice así, y con mayúsculas, a menos que esté citando a Cortázar)
Ya ves, entre cumbias, escenas turbias, jerga, trabajo inhumano y humanos explotados, relaciones fugaces como echarse un polvo de parado en una plaza o en el baño de un bar, aparecen esos mensajes en una botella. Cucurto es un impostor.
Cuando terminé ese largo relato que da nombre al libro, pensé en ese lenguaje que yo solo conocía como un marginal de ese mundo que nos presenta Cucurto, y pensé que era el idioma de muchísima gente con la que compartimos la ciudad, el barrio, el trabajo, el colectivo, el picado de fútbol, la calesita, un aula; y me di cuenta que nunca lo había leído en un libro, en un texto literario quiero decir, porque este del que estoy hablando no es un ensayo ni un estudio sociológico (menos antropológico, como a muchos le gustaría nominar). Y aquí se produjo el insignificante momento mágico, a saber (dos puntos): pensé en Jorge Asís. Ese Asís del que creo leí casi todos sus cuentos y novelas hasta que ya no me gustó su zigzagueante camino; el Asís del que guardo sus libros junto con los del HDP de Vargas Llosa (y algunos otros) escondidos detrás de otra pila. Jorge Asís que se hizo detestable a mis ojos desde hace mucho tiempo, pero que aún así no puedo dejar de opinar que el idioma de los personajes de Jorge Asís no está en ninguno de los libros de los miles de escritores argentinos; ese idioma que hablaban los sectores medios bajos y populares de los años 70. Y entonces, cuando avanzo hacia el próximo relato del Cucurto se ilumina el dios de la casualidad que es el que da cuerda a mi pequeño mundo, el título del segundo relato: "Flores robadas o el escritor al que nadie lee".
Siguen otros cuentos que también me gustaron bastante. Es el primero que leo de Cucurto, y sospecho que no será el último.
Para ir terminando este injustificado palabrerío dejo un fragmentito del comentario de contratapa escrito por Humberto Anachuri (crítico y electricista paraguayo): "No conocía Constitución antes de leer este libro y me han entrado unas ganas locas de no ir. El mundo de la bailanta no es así. Los paraguayos no somos así. La vida no es así, ni las mujeres son tan fáciles. Y supongo que tampoco Buenos Aires será como la cuentan acá".
Lo intenté, supongo que será un poco confuso, lo que pasa es que Cucurto es indescriptible.
Leer a Cucurto es recibir señales de otros mundos, y es también asistir a la producción de un mensaje destinado a la "alta" literatura, apuntando al arte de salones habitados por viejas pitucas y viejos lascivos, esos que prejuicio (¿debo pedir disculpas?) tratan a Cucurto (o Vega, o Anachuri) como "atolondrado" y "borroso", manchado de populismo; disparando también contra la "vanguardia" iluminada, correctísima y experimental que, otra vez, prejuicio (¿debo pedir disculpas otra vez?) hablan de "trash" o de rasgos "xenófobos" y "machistas". Bué, en el medio del Barrio de Constitución en una bailanta, o reponiendo mercaderías entre las góndolas de un supermercado, o en encuentros homoxesualmente furtivos en un baño público, o correteando por las calles muchachas que trabajan cama adentro Cucurto envía señales:
-pag. 40: "Pato, que pereza man, Macunaíma sin poderes parecés. Patito, como te gusta seguir a las siervas del barrio". (¿Saben Ustedes todo lo que que hay que haber recorrido para llegar a saber de Macunaíma? Este es un comentario prejuicioso, así que opino que muy difícilmente el nombre Macunaíma pueda ser naturalizado en una charla rápida entre repositores del super)
-pag. 53: "Pasolinesco me corría más que nunca. Me senté en un banco y le dí lo que queríamos ambos"
-pag. 57: "¡Un colombiano de verdad! Como el que hace furor en sus siestas de sirvienta, café con aroma de mujer, o Betty la fea"
-pag. 58: "Me lo dicen sus ojos abiertos, obnubilados por mi "novela", llego a un nivel de creación y mentira asombroso, agrando todo, invento historias geniales, soy el punto exacto, tripartito entre Faulkner, Arenas y Albertito Migré, qué menjunje, qué guisada llena de porotos y lentejas, agüita la boca" (¡Dibuje maestro! Para relacionar a esos tipos hay que saber de que estamos hablando, hay que saber más de tres cosas; y novela-creación-mentira ¡JA! ¿Hace falta qe te explique?)
-pag- 62: "Se fue, como todos nos iremos un día de este infierno moderno de góndolas y gente-estúpida-compra-porquerías" (¿Escuchaste alguna vez "José Mercado" de Serú Girán?)
-pag. 85: "Salgo a las 23 horas, la noche estrellada, nerudiana, pero más que nerudiana, cucurtiana" (!!!) (Mostro, sos un genio, te autoreferencias para la tribuna, dalinesco lo tuyo, sublime)
-pag. 87: "la Autopista del Sur al costado la Basílica de Sagrada Constitución y atrás aparece como una nave espacial, un satélite que nos mandan los yanquis: las luces increíbles del Bronco Bailable" (Si amiguito, la autopista que va al sur de Buenos Aires no se llama "La Autopista del Sur", ni nadie le dice así, y con mayúsculas, a menos que esté citando a Cortázar)
Ya ves, entre cumbias, escenas turbias, jerga, trabajo inhumano y humanos explotados, relaciones fugaces como echarse un polvo de parado en una plaza o en el baño de un bar, aparecen esos mensajes en una botella. Cucurto es un impostor.
Cuando terminé ese largo relato que da nombre al libro, pensé en ese lenguaje que yo solo conocía como un marginal de ese mundo que nos presenta Cucurto, y pensé que era el idioma de muchísima gente con la que compartimos la ciudad, el barrio, el trabajo, el colectivo, el picado de fútbol, la calesita, un aula; y me di cuenta que nunca lo había leído en un libro, en un texto literario quiero decir, porque este del que estoy hablando no es un ensayo ni un estudio sociológico (menos antropológico, como a muchos le gustaría nominar). Y aquí se produjo el insignificante momento mágico, a saber (dos puntos): pensé en Jorge Asís. Ese Asís del que creo leí casi todos sus cuentos y novelas hasta que ya no me gustó su zigzagueante camino; el Asís del que guardo sus libros junto con los del HDP de Vargas Llosa (y algunos otros) escondidos detrás de otra pila. Jorge Asís que se hizo detestable a mis ojos desde hace mucho tiempo, pero que aún así no puedo dejar de opinar que el idioma de los personajes de Jorge Asís no está en ninguno de los libros de los miles de escritores argentinos; ese idioma que hablaban los sectores medios bajos y populares de los años 70. Y entonces, cuando avanzo hacia el próximo relato del Cucurto se ilumina el dios de la casualidad que es el que da cuerda a mi pequeño mundo, el título del segundo relato: "Flores robadas o el escritor al que nadie lee".
Siguen otros cuentos que también me gustaron bastante. Es el primero que leo de Cucurto, y sospecho que no será el último.
Para ir terminando este injustificado palabrerío dejo un fragmentito del comentario de contratapa escrito por Humberto Anachuri (crítico y electricista paraguayo): "No conocía Constitución antes de leer este libro y me han entrado unas ganas locas de no ir. El mundo de la bailanta no es así. Los paraguayos no somos así. La vida no es así, ni las mujeres son tan fáciles. Y supongo que tampoco Buenos Aires será como la cuentan acá".
Lo intenté, supongo que será un poco confuso, lo que pasa es que Cucurto es indescriptible.
"Cartas marcadas"
de Alejandro Dolina
Me costó muchos años reamigarme con Dolina, aún así pensé que ya no visitaría sus libros; pero bué este llegó de regalo de Navidad. Hacía unos meses lo había visto (y escuchado, a Dolina) en el programa de Canal 9 que viene después de TVR, "Puerto Cultura"; Dolina estuvo en la cresta de la ola, se las arregló para presentar sus temas favoritos, incomodar al entrevistador, lanzar guiños a sus seguidores y presentar su último libro, este (que no pensaba comprar, a pesar de haberme divertido su descubrimiento) del que voy a decir tres palabras insignificantes debajo de este renglón.
Leí "Cartas marcadas" en Enero, en sucesivas mañanas y tardes, tirado en mi hamaca paraguaya (que en realidad es brasilera) al lado de la pelopincho esquivando salpicaduras, mosquitos y rayos de sol. Me divertía mucho más de lo que pensaba; y me sembró algunos enigmas que todavía no me aventuré a tratar de descifrar, y no sé si algún día lo intentaré, tal vez me limite a guglear y al carajo todo ejercicio neuronal.
Es una novela.
(digo esto: "es una novela", porque hace un par de horas dejé un comentario en un blog -acto que no hacía desde siglos atrás- que comentaba el libro, y el autor del blog se empeñaba en afirmar que era un grupo de cuentos)
"Cartas marcadas" son 108 capítulos, como son 108 naipes los que forman dos mazos de cartas de poker (cartas francesas, les dicen). Ciento ocho capítulos de un Dolina auténtico, en su mayoría del mejor Dolina: el radiofónico, con algunas apariciones, tal vez necesarias o ineludibles, del peor Dolina: el televisivo. Sensacionales chistes viejos, personajes de barrio inconfundibles, leyendas dudosas, finas ironías, putas melancólicas, árboles que silban tangos, perfiles del siglo XIX, novela negra, bromas suaves, un director de teatro que siempre que interviene lo hace por medio de un diálogo dramático, un secretario que se llama Boceto y habla esquemáticamente, París, Buenos Aires, la niebla; y ya que hoy es el cumple de Douglas Adams, la vida, el universo, la muerte y todo lo demás... ¿Qué más le voy a pedir? Nada más le pude pedir, aunque sin pedirlo hizo dialogar en mi cabeza los dos libros que había terminado de leer antes y que pensé que no podían encontrarse en ninguna esquina del universo literario; "Me Encantó" ese plus.
(¡¡¡ATENCIÓN!!! Ahora voy a transcribir algunos fragmentos, así que los que consideren que las novelas son como las películas abstenerse de leer. El que avisa no es traidor)
Algunos momentos:
-Pag. 236: Los sueños del Salzman suceden siempre en una mesa de juego "La mesa de juego empezó a agrandarse y los jugadores fueron quedando cada vez mas separados. Al cabo de un rato, el Tallador era un punto lejano. Cuando Salzman ya estaba solo en el mundo, alguien tocó su hombro.
- No tema. Es el universo que se está expandiendo. Aunque usted no lo crea, las estrellas se alejan de nosotros en forma continua y su velocidad es mayor a medida que aumenta la distancia. Hasta puede pensarse en constelaciones tan lejanas que escapan a velocidades cercanas a las de la luz. Para nuestra percepción daría lo mismo que no existieran.
-¿Quién es usted?
-Me llamo Hubble, Edwin Hubble. Disculpe si no le doy la mano, pero yo también me estoy alejando.
Salzsman experimentó un sudor cósmico. Le pareció que aquella era la verdadera y siniestra explicación del universo. Sintió en su cabeza el peso del olvido y de la ausencia.
En el sueño, o en la vigilia, sonó el timbre..."
-pag-266: Jorge Allen persigue a Nadine: "Una vos a su espalda le dijo:
-No mires. detrás de esa pared tan endeble están los hombres que no quisiste ser. Ellos no desean otra cosa que escaparse para suplantarte y encerrarte en ese pasillo.
Jorge Allen se dio vuelta, y se encontró frente a frente con Nadine Stéfano.
-Esto quiere decir que he llegado al centro... Y este es el tesoro. No me atrevo a decir que también es el monstruo.
-Nada de eso. Los corredores se mueven, se modifican. No soy el tesoro, soy el laberinto: encontrarme es extraviarse..."
-pag.395: Poniatowsky muere: "Los hombres hacen una última reverencia y empiezan a retirarse. Salzman es el último en salir. Antes de cerrar con llave, apaga todas las luces. La sala desaparece devorada por las tinieblas. La ausencia para Poniatowsky es brutal. No hay amigos ni parientes, ni vecinos. Ni siquiera está él mismo. Así es la muerte"
-pag.414 (pertenece al Capítulo 89 -K de Tréboles, que es un imperdible trompe -l'oiel et mise en abyme): envase de Relusol o caja de galletas Canale (según mi experiencia infantil) Jorge Allen recibe un regalo: "Jorge Allen empezó a desenvolver su paquete de colores. Era un regalo de Alicia, la colorada. Sin embargo, el poeta no estaba del todo seguro. Lo había encontrado entre sus manos, allí mismo, en el Satori, un segundo después de bajar de una lancha en una llorosa isla del Delta. Una tarjeta sin firma decía con caligrafía afectada: Adentro está mi amor.
Mandeb le aconsejó atribuir el obsequio a la que más le gustara y abstenerse de toda indagación. Allen arrancó el envoltorio y ante sus ojos apareció una caja de madera trabajada con cierta delicadeza. La abrió en seguida con la esperanza de que fueran bombones o alguna otra golosina.
Pero la caja estaba vacía..."
-pag.427: Una mesa compartida en el cabarulo Satori: "Una noche la niebla invadió el interior del cabaret Satori. A las tres de la mañana, separados por la bruma, Marco Ferenzky, Jorge Allen, Manuel Mandeb y casi todos los clientes habituales llevaban adelante una penosa conversación. El cuerpo principal estaba constituido por el silencio. Los hombres hablaban de modo esporádico sin que una frase se rozara con la siguiente. Allen estaba en el rincón más alejado.
-Ínfimo escalón de la indignidad: un enamorado acepta ser amigo de la mujer deseada. Oye sus confidencias, se entera de que ama a otros hombres y sufre en silencio.
Un rato más tarde, Mandeb le respondió:
-El ansioso lee salteado. Suprime las descripciones y busca las bisagras del argumento. Es sabio vivir salteando los episodios aburridos, que son casi todos. Eso sí: la vida de un ansioso omnipotente no duraría ni una semana.
Sobre el pequeño escenario tal vez bailaba una mujer semidesnuda, pero nadie podía saberlo. Marco Ferenzky intervino:
-La gran utilidad de la piedra filosofal es que su dueño puede volar. Conviene cosérsela a los calzoncillos. Pero en realidad, volar significa eficacia venérea..."
-pag.448: Mandeb y Ferenzky aprovechan que la niebla da una tregua y hablan de constelaciones mirando el cielo nocturno: "Mandeb vio que la niebla se insinuaba otra vez.
-Tal vez podría pensarse que antes de Orión, de las Pléyades, de la Balanza, de la Serpiente, de Castor y Pólux o del Toro de Creta, el cielo era terciopelo negro sin las piedras preciosas que se agregaron después.
Ferenzky tosió, escupió y se rascó la espalda contra un árbol. Después miró hacia el cielo que ya se estaba apagando.
-Póngale la firma. Las estrellas son hijas de la poesía, así como las constelaciones son fantasías de nuestra mente: no existen en realidad. Las vemos como dibujadas en un cielo chato. Pero en verdad lo que parece una tela es profundo e infinito. Si usted se instalara en Rigel, la estrella coloradita que está justamente en Orión ya no podría concebir a Orión. Sus astros aparecerían desparramados como mierda de loco, o no serían visibles, o no se conectarían de manera alguna. Quiere decir que las constelaciones son puro pensamiento, puro lenguaje, puro énfasis o pura perspectiva. No se engañe, Mandeb: los hechos no existen antes de ser subrayados para salvarlos el merengue continuo de procesos y cosas que hierven en el caldero del universo. Son la realidad, pero una realidad que solo puede describirse y fijarse nombrándola, recortándola, en marcándola.
La niebla se cerró completamente en la calle Artigas. Un rato después escucharon la voz del loco Fineo.
-Arrepiéntanse, vecinos de Flores. El fin del mundo ya tiene fecha fija... Ya no es tan sólo una inminencia imprecisa. Ya sabemos el día y la hora. Hermanos: el mundo terminará a la medianoche del 24 de junio. ¡Qué los débiles abandonen toda esperanza!... ¡Qué los poderosos vayan poniendo el culo en remojo! Las colaboraciones son a voluntad.
Ferenzky le dio al ciego una moneda de luna.
-El 24 de junio es una fecha muy acertada para la aniquilación universal. Es la navidad al revés... es el día en que resulta más fácil conmover al demonio... Es el día de las hogueras orgiásticas... Es el día de la muerte de Carlos Gardel. Tiene mucho sentido..."
-pag.477: el viejo Ferenzky decía: "Una tarde el viejo Ferenzky respondió a preguntas parecidas a estas negando terminantemente la continuidad de los sujetos:
-No hacemos más que sustituirnos a nosotros mismos. Las deudas y las promesas son abusos de los seres que fuimos en el pasado. La ley nos impone una fe burocrática, conforme a la cual un escolar de 1956 y el carpintero calvo de la esquina son la misma persona, tan solo por llevar el mismo nombre y el mismo número de documento. ¡Patrañas!... No hay un único sol sino uno nuevo cada mañana..."
-pag.486: Ferenzky sigue: "Ferenzky se sacó un zapato y lo olió.
-Ate vive en su colina pero todos los días vuela invisible entre los humanos y pone sus pies sobre la cabeza de las personas. De allí provienen las equivocaciones, por muy macho que se crea Sigmund Freud. Ahora escuchen bien... El error considerado en sí propio es invisible, y por eso mismo eterno. Nadie ha sentido jamás el efecto sustantivo de un error. El inciso estoy equivocado es una paradoja..."
Bué, y ahora me gustaría transcribir el Capítulo 53 - 3 de Corazones completo, pero no, estoy cansado. Lo dejo para más adelante, mañana, pasado, nunca-jamás; tal vez lo transcriba en una próxima entrada.
Y ya si que son mucho más que las cuatro y diez, me doy prisa, te dejo mi carta favorita sobre la que me gustaría decir algunas palabras, pero no hoy.
Pero la caja estaba vacía..."
-pag.427: Una mesa compartida en el cabarulo Satori: "Una noche la niebla invadió el interior del cabaret Satori. A las tres de la mañana, separados por la bruma, Marco Ferenzky, Jorge Allen, Manuel Mandeb y casi todos los clientes habituales llevaban adelante una penosa conversación. El cuerpo principal estaba constituido por el silencio. Los hombres hablaban de modo esporádico sin que una frase se rozara con la siguiente. Allen estaba en el rincón más alejado.
-Ínfimo escalón de la indignidad: un enamorado acepta ser amigo de la mujer deseada. Oye sus confidencias, se entera de que ama a otros hombres y sufre en silencio.
Un rato más tarde, Mandeb le respondió:
-El ansioso lee salteado. Suprime las descripciones y busca las bisagras del argumento. Es sabio vivir salteando los episodios aburridos, que son casi todos. Eso sí: la vida de un ansioso omnipotente no duraría ni una semana.
Sobre el pequeño escenario tal vez bailaba una mujer semidesnuda, pero nadie podía saberlo. Marco Ferenzky intervino:
-La gran utilidad de la piedra filosofal es que su dueño puede volar. Conviene cosérsela a los calzoncillos. Pero en realidad, volar significa eficacia venérea..."
-pag.448: Mandeb y Ferenzky aprovechan que la niebla da una tregua y hablan de constelaciones mirando el cielo nocturno: "Mandeb vio que la niebla se insinuaba otra vez.
-Tal vez podría pensarse que antes de Orión, de las Pléyades, de la Balanza, de la Serpiente, de Castor y Pólux o del Toro de Creta, el cielo era terciopelo negro sin las piedras preciosas que se agregaron después.
Ferenzky tosió, escupió y se rascó la espalda contra un árbol. Después miró hacia el cielo que ya se estaba apagando.
-Póngale la firma. Las estrellas son hijas de la poesía, así como las constelaciones son fantasías de nuestra mente: no existen en realidad. Las vemos como dibujadas en un cielo chato. Pero en verdad lo que parece una tela es profundo e infinito. Si usted se instalara en Rigel, la estrella coloradita que está justamente en Orión ya no podría concebir a Orión. Sus astros aparecerían desparramados como mierda de loco, o no serían visibles, o no se conectarían de manera alguna. Quiere decir que las constelaciones son puro pensamiento, puro lenguaje, puro énfasis o pura perspectiva. No se engañe, Mandeb: los hechos no existen antes de ser subrayados para salvarlos el merengue continuo de procesos y cosas que hierven en el caldero del universo. Son la realidad, pero una realidad que solo puede describirse y fijarse nombrándola, recortándola, en marcándola.
La niebla se cerró completamente en la calle Artigas. Un rato después escucharon la voz del loco Fineo.
-Arrepiéntanse, vecinos de Flores. El fin del mundo ya tiene fecha fija... Ya no es tan sólo una inminencia imprecisa. Ya sabemos el día y la hora. Hermanos: el mundo terminará a la medianoche del 24 de junio. ¡Qué los débiles abandonen toda esperanza!... ¡Qué los poderosos vayan poniendo el culo en remojo! Las colaboraciones son a voluntad.
Ferenzky le dio al ciego una moneda de luna.
-El 24 de junio es una fecha muy acertada para la aniquilación universal. Es la navidad al revés... es el día en que resulta más fácil conmover al demonio... Es el día de las hogueras orgiásticas... Es el día de la muerte de Carlos Gardel. Tiene mucho sentido..."
-pag.477: el viejo Ferenzky decía: "Una tarde el viejo Ferenzky respondió a preguntas parecidas a estas negando terminantemente la continuidad de los sujetos:
-No hacemos más que sustituirnos a nosotros mismos. Las deudas y las promesas son abusos de los seres que fuimos en el pasado. La ley nos impone una fe burocrática, conforme a la cual un escolar de 1956 y el carpintero calvo de la esquina son la misma persona, tan solo por llevar el mismo nombre y el mismo número de documento. ¡Patrañas!... No hay un único sol sino uno nuevo cada mañana..."
-pag.486: Ferenzky sigue: "Ferenzky se sacó un zapato y lo olió.
-Ate vive en su colina pero todos los días vuela invisible entre los humanos y pone sus pies sobre la cabeza de las personas. De allí provienen las equivocaciones, por muy macho que se crea Sigmund Freud. Ahora escuchen bien... El error considerado en sí propio es invisible, y por eso mismo eterno. Nadie ha sentido jamás el efecto sustantivo de un error. El inciso estoy equivocado es una paradoja..."
Bué, y ahora me gustaría transcribir el Capítulo 53 - 3 de Corazones completo, pero no, estoy cansado. Lo dejo para más adelante, mañana, pasado, nunca-jamás; tal vez lo transcriba en una próxima entrada.
Y ya si que son mucho más que las cuatro y diez, me doy prisa, te dejo mi carta favorita sobre la que me gustaría decir algunas palabras, pero no hoy.
Ciao, y ¡que la pasen salvaje!
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