jueves, 21 de enero de 2010

"Érase una vez en América" de Sergio Leone (edit.)

Qué bueno poder sentarse un Viernes a la noche y disfrutar de 229 minutos de cine (no se alarmen la versión original de Leone tiene 322).
Y en este ciclo de verano, viniendo de adelante para atrás, llegamos a la segunda escala de la serie mafia y mucho más que algo más con "Érase una vez en América" de Sergio Leone, a la que los avispádisimos críticos amateurs de FilmAffinity lograron (y por una vez supieron) promediarle ********** 8,4.
Las actuaciones son increibles. El ojo de Sergio Leone es sabio por donde uno quiera mirarlo, imagino esas imágenes (ja) reflejadas en una pupila creativa y creadora y pienso que será una forma muy emocionante de despedirse de la vida. La música de Ennio Morricone es sencillamente fantástica, jugando con nuestros recuerdos en general y con nuestros recuerdos de otras películas en particular. Eso y todo lo demás ...
En Buenos Aires la dieron en dos partes, los estrenos de ambas partes (de una película hecha de una vez y para siempre) separados por varios meses; algo como lo que había pasado con "Novecento" de Bernardo Bertolucci (316 minutos). Y ya que estamos, este parrafito no es casualidad: ambos directores italianos, Robert De Niro, Ennio Morricone, Gérard Depardieu; y quien sabe qué más.
Hay que verla antes de morir, y si la viste otras veces mejor, envejece bien para mi gusto y nos puede hacer la ilusión que nosotros también lo hacemos.
Escenas como las de Patsy eligiendo comerse el pastelito en la escalera a la puerta de la casa de Peggy; o Deborah en los gestos de Jennifer Connelly o de Elizabeth McGovern diciendo "Andate, te llama tu mamá", o el bebé machito de Danny Aiello haciendo del Jefe Aiello; hace 25 años que me dan un descanso en medio de la vida triste de Noodles con su extraña forma de amar a Deborah, y su amarga amistad con Max.

Una bella imagen de Brooklyn, los 5 amigos, Dominic practicando unos pasos de baile antes de reproducir La Piedad en brazos de Noodles y decirle: "Me resbalé"

Esa es Deborah-Connelly en una imagen que bien podría estar colgada en la pared de cualquiera de los mejores museos de arte del mundo.

Max-Woods, un personaje que sabe hacia dond quiere ir, un actor que siempre está excelentemente justo y en el que siempre podemos ver (bué, puedo, o quiero, ver yo) al personaje olvidándonos de que hay un actor interpretándolo (¡Cómo me gusta James Woods!)

Deborah-McGovern, la estrella alrededor de la que giran los amigos, no sabe uno si amarla u odiarla, tampoco lo saben los demás personajes muchas veces, ¿qué opinás vos?.

Noodles-De Niro, la diferencia con Woods es que uno (yo) a De Niro siempre lo ve en primer plano, a veces puede ser un problema, no lo es en esta película, uno (yo) puede creer que la vida triste, violenta, y espècialmente la amarga que no nos muestran pero sabemos que estuvo ahí pudo haber sido vivida y sufrida tanto por el personaje "David Noodles Aaronson" o "Robert De Niro"; a quien vemos acá en "su" fumadero "Viernes 3 a.m."

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