miércoles, 29 de septiembre de 2010

3. En busca del tiempo perdido. "Le Côté de Guermantes"

En el ciclo "Cine padre-hijo" se proyectó el mini-ciclo "Películas de Subiela antes de hacerse menemista", que casualmente son las que realmente vale la pena mirar.
(es una opinión)


Supongo que "Hombre mirando al Sudeste" (1986) debe estar entre las mejores películas del cine argentino de todos los tiempos (FilmAffinity ********** 7,7). Verla otra vez después de casi 25 años (Reagan, posmos, noventas y demás de por medio) se presenta un poco ingenua en algunos aspectos, pero aún así puedo recordar el buen sabor que dejaba (y sigue dejando, si te queda algo en el pecho) estar sentado en un cine viendo esas escenas de telequinesis, líquido azul brotando de la comisura, imágenes "magrits", Hugo Soto (Rantés) desmenuzando un cerebro que se va por la cañería o dirigiendo una orquesta-beethoven en el Parque Lezama, un cambio de zapatos enigmático, la locura como razón, y loquesea.com ...
Para Manu que nació el mismo año en que se estrenó, fue toda una revelación, y de alguna manera me parece que es un muy buen programa para compartir con un hijo joven aún creciendo.

Esta "Últimas imágenes del naufragio" (1989) es la de Subiela que más me gusta (FilmAffinity ********** 6,7), y por eso en mi lista personal está por sobre "Hombre...", puede que tenga algunos aspectos que la hacen aparecer como "incompleta" pero encaja totalmente en mi forma de relacionar las imágenes (últimas y de un naufragio) con mi sensibilidad (tanguera), aún 20 años después. Me gusta el color gris auténtico de Buenos Aires, todos los personajes son queribles-imperfectos (creo que se les dice "humanos"), tienen un toque de locura y de bajas aspiraciones con autoestimas kafkianas atrayentes, un avión contruyéndose en una terraza, el naufragio inevetible de varias vidas, una cama en medio de la crecida del río, palabras escritas en una pared para ya jamás volver a ser enunciadas, una parada de colectivo fantasmal, el subte, un caballo asomado a la ventana de una casa, un suburbio melancólico, y un final con naúfrago rescatado.

"El lado oscuro del corazón" (1992, FilmAffinity ********** 7,4) compone las que para mí son las reales últimas imágenes del naufragio de Subiela; un "Bergman" fallido, un "Woody-Allen" fallido, un "cinemá-verité" fallido; la peli todavía logra entretenerme (¿acaso esto no debería ser lo más importante?) pero los personajes siguen sin convencerme (otra vez, y otra vez), son pretenciosos, previsibles, algo falsos y artificiosos, totalmente afectados por la decepción, el pesimismo y los noventas que parece que ya no hay forma de pararlos (bué, hubo). Desde mis ojos (y mi oídos) lo mejor son algunos diálogos y Mario Benedetti de marinero recitando sus propios poemas en alemán.
Hoy miro y me pregunto, cómo no nos dimos cuenta enseguida de que Subiela se subía al frívolo barco menemista de pizza con champán; y aquí al naúfrago ya es muy difícil rescatarlo ...

2. En busca del tiempo perdido. "À l'ombre des jeunes filles en fleur"

Relecturas
(los intelectuales realmente cools como yo no leen, "releen")

La razón por la que volví a "Antología de la literatura fantástica" de Borges-Bioy Casáres-Ocampo fue reencontrarme con el cuento "Enoch Soames" de Max Beerbohm. ¿Por qué volver a ese cuento? Deberías leerlo y sabrás lo mismo que yo, o tal vez algo diferente, o quien sabe te parezca una cagada, y ya. Hay una fecha en ese cuento, 3 de Junio de 1997, una fecha en la que me olvidé de concurrir al British Museum.
Los demás cuentos están para ser leídos también. Ja, y el humor de estos señores es incansable; por ejemplo, en las breves biografías de los autores que preceden a cada cuento, en la de Kafka dice: "escritor austríaco, nacido en Praga", sensacional y exacto, a más de un pacato anacrónico se le deben parar los pelitos de la nuca.

A este "Respiración Artificial", de Ricardo Piglia, como debe ser la séptima vez que lo leo, esta vez lo hice de atrás para adelante.
Lamentablemente los nuevos editores (Anagrama) han contado en la contratapa uno de los pasajes más maravillosos del libro (y quizá de toda lo que podría llamarse literatura argentina). Era un buen divertimento descubrir a los mentirosos lectores de este libro ignorando esa hipótesis inquietante y tan sugestiva.
Por cierto, este debe estar dentro de los 10 mejores libros de todos los tiempos escrito por un argentino (¿200 años?).
Y me trajo, de nuevo, a este barrio el Sr. Kafka.


Y Kafka pasea por muchas de las páginas de "La letra E" de Augusto Monterroso. Y Kafka se titula la primera entrada de esta especie de diario monterrosino. Debe haber más de 1000 razones para leer los libros de Monterroso, y por lo menos 999 para leer "La letra E". (¿Y esa frase de Shakespeare que Faulkner hizo realidad literaria?).
Les transcribo la mini-entrada de la pag. 151 "Tempus fugit":
"El tiempo me pertenece cada vez menos. Antes, cuando leía un libro especialmente bueno, lo disfrutaba con la esperanza de releerlo algún día; si por acaso, por fin, ahora lo releo, siento que probablemente no habrá otra oportunidad."

1. En busca del tiempo perdido. "Du côté de chez Swann" (Edit.)

Camino de lectura discutido con mi amigo
William Wilson.

Hace como 2 años (¿o más?) discutíamos con mi amigo Willie sobre si Haya de la Torre o Mariátegui; y yo, claro, que sin dudas Mariátegui; y ni el tiempo ni el soporte daban para mucho más que una discusión caprichosa. Entonces decidimos dejar la lucha para otra oportunidad, bué, no decidimos, yo huí como un cobarde porque hacía como 15 años que ya no tenía mi "7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana", y Willie es peruano las 24 horas del día los 365 días del año, era mucha desventaja. Fui posponiendo ese tema hasta que se cruzó en nuestra charla uno de los habituales exabruptos (buen provecho) del hdp A.V.LL. hijo del hdp M.V.LL., y le prometí a Willie volver a leer Vargas Llosa (padre, hijodunagrap...) cuan pudiese recuperar para mi biblio y lectura los "7 Ensayos ...". El día de Iemanjá fue el día que volvió.
Hablar de José Carlos Mariátegui, de su vida y de su obra, ambas interrumpidas abruptamente (tal vez, exabruptamente) sería interminable; un recorrido caprichoso sería transitar las casualidades con mi amigo el Che; otro, ruín, sería consultar la inmunda wikipedia; como sea, no te pierdas pasar por Mariátegui, el te va a ayudar a mirar nuestro pueblo grande. Los nombres desfilan: Deodoro Roca, Vladimir Ilich Ulianov, Julio Antonio Mella, Antonio Gramsci, Ernesto Guevara, Aníbal Ponce, qué equipazo ¿no?, ah, claro, y Carlitos Marx con la 10.

Y así llegó la hora de cumplir mi promesa. Decidí cumplirla por el lado de "La Casa Verde", que siempre figuró en mi primer lista de libros de imprescindible lectura de la literatura latinoamerica; la bronca y el asco por el dueño de las manos que lo escribieron hiceron que permaneciera inleído en un rincón oscuro de libros y escritores ignominiosos que pueblan mis estantes. Pero una promesa a un amig hay que cumplirla, ¿o acaso uno es un político en campaña?
La historia es excelente, está magníficamente escrito, y su forma es realmente algo sorprendente aún 45 años después. Haciendo una observación salvaje y con el resultado puesto, me animo a enunciar la siguiente impertinencia, dos puntos: cómo se te nota Marito el despreciable ser humano en el que te convertirías con los años, o que sacarías de tu interior una vez pasada la moda del boom y ser revolucionario.
Un libro de imprescindible lectura, para el que le interese, escrito por un hdp (antes y ahora).

"El escritor latinoamericano y la revolución posible" de Mario Benedetti (ja, otro Mario, y ahora me doy cuenta, Mari - átegui), lo debo haber leído en el año 1984, y su consecuencia fue una lista de 43 libros (cuento hoy 34 leídos), ¿qué más se le puede pedir?

martes, 28 de septiembre de 2010

El Alquimista (Caetano) dialoga con Carlitos Hope, y de paso el regalo que no fue (pero es)

25 de Septiembre


La columna auspiciada por la "Fundación Juan Román Riquelme, el Universo y Todo Lo Demás..." quiso, este sábado que pasó, hablar de la mirada que uno tiene, en general, de lo cercano, de lo obvio, y el peligro (bué, no tanto peligro, no es tan dramático en el siglo XXI, ni antes), el peligro, decía mal, de perder perspectiva sobre lo observado o lo que queremos relacionar con nuestros sentidos y sentimientos (la mierda, así escrito parece muy pretencioso, y tal vez lo sea); en ese viaje se me antojó enganchar la carrera de un futbolista (alibí) con la mirada que tenía y tengo de mi propia madre, quien ese día cumplía años y a quien le estaba dedicando esas palabras. Y la reflexión que intentaba plasmar e incitar a la audiencia a que haga en su "butaca" (si había audiencia, y si había audiencia con ganas de reflexionar, y si había audiencia con ganas de reflexionar sobre una tema que a mí me parecía interesante y tal vez solo era una sarta de observaciones "pretenciosas") culminaba ofreciendo a mi vieja en su cumple la canción "Sozinho" de y por Caetano Veloso; canción, opinaba (yo), que solo puede ser dedicada personalmente a una cantidad de personas que alcanza a ser numerada con una mano en ese mar de arena de los 7000 millones de humanos que habitamos esta nave azul.
La delicadeza de Caetano "Toque de Midas" Veloso hizo que Charly E. (el "Señor Sulu" de esa nave "Enterprise" que se llama "La Liga") me preguntara sobre si había visto la peli "El milagro de Candeal" (dirigida por Fernando Trueba, FilmAffinity ********** 6,3 -y seguro dice Carlitos Hope que se quedan muy cortos), a lo que respondí con el asqueroso monosílabo "no". Entonces, aquí abajito les pongo una canción que forma parte de ese documental y que se ve tan lindo; ¡Y que payen las canciones a través de los gustos!



Claro que la pre-producción de la columna JRR (¡JA!) barajaba varias opciones de canción-regalo sobre esa mirada que iba
de: señora que ocupó el lugar que esta sociedad le otorgaba (¿y le sigue otorgando?) a la mujer (y la mirada que esa sociedad enseñaba a tener a los hijos de esas mujeres);
a: lo que uno puede descubrir en una caja de fotos viejas y armando con retazos de conversaciones que permanecen fragmentadas en la memoria para bien de la normalidad (tenista, jugadora de basquet, pintora, estudiante de francés, integrante del cuerpo de baile, belleza adolescente, minifalda a cuadros con botas blancas hasta la rodillas en los setentas, bikini a lunares, obrera metalúrgica), casi todo, tal vez, interrumpido o alterado por el matrimonio y la maternidad, y etc. ec. etc.
Y bué, en ese tren Santi me daba una opción de como mirar en perspectiva y hablarle a mi vieja en esta bella canción que viene ahí debajo ...

lunes, 27 de septiembre de 2010

Carlos, Federico y yo. (Como para reinaugurar este inventario)

Nos encontramos, otra vez, en Febrero de 1997 en Berlín.
(¿Por qué Carlos sentado y Federico parado? es una de las mil preguntas que me sugiere esta foto de familia)