miércoles, 12 de agosto de 2009

"El día de los trífidos" de John Wyndham

Hace más de 20 años, en uno de los locales que se alquilaban en la P.B. del edificio en que vivía, pusieron una librería de venta de libros usados y ediciones viejas superadas por flamantes nuevas ediciones. La colección de ciencia ficción de Minotauro es una de esas que suele renovarse periódicamente, así que vendían las viejas a "3 x tanto". En una de mis incursiones a la librería de viejo tuve que elegir entre "El mundo subterráneo" de S. Fowler Wright (que está ahí arriba) y "El día de los trífidos"; un mundo subterráneo prometía más a mi imaginación que una invasión de plantas, así que la elección fue rápida.
Pasaron los años y en un artículo del suplemento literario del "gran diario de la argentina" (¡JA!) se presentaba una encuesta sobre los libros preferidos (que no fueran clásicos) de los escritores argentinos (consultaron a unos, digamos, veinte), me acuerdo por ejemplo que María Elena Walsh citó al "Pequeño Larousse Ilustrado"; pero lo que más me llamó la atención era que dos escritores colocaban entre sus libros preferidos a "El día de los trífidos" (uno era Abelardo Castillo, el otro o me acuerdo); así que unos 7 años después de aquel primer intento de sumarlo a mis estantes, "El día de los trífidos" (en nueva edición para aquella época) se ubicó bien al ladito de "El mundo subterráneo", ambos permanecieron "inleídos" hasta hace unos días.


En ocasión de andar consultando sobre la peli "Ceguera" en FilmAffinity por lo menos dos críticos aficionados acusaban a Meirelles y a Saramago de plagio, ya que consideraban que el tema planteado era el mismo que en "El día de los trífidos". Parecía que a mi libro, después de unos 15 años de espera, le llegaba su número en la fila.
Bué, ya lo leí.
Lo primero es decir que no me parece que haya ningún plagio, sí hay una coincidencia en el "mal" que cae sobre los humanos, en las dos historias se quedan ciegos; luego, considero que son muchas las diferencias y en casi todos los sentidos, especialmente respecto al estilo y al tono;, y ni que hablar del "punto de vista" de los personajes (esto podría contener una broma, pero no lo es); hay que leer ambos y cada cual dirá lo suyo.
"El día de los trífidos" de John Wyndham fue publicado en 1955, aún así sigue siendo interesante y muy entretenido, algunos detalles pueden resultar anacrónicos y otros conceptualmente antiguos, pero me parece que vale la pena pegarle una leidita, por mi parte no irá ni a la hoguera ni al estante escondido del escarnio. Para mí fue como volver a tener 12 años, ponerme en la situación de los protagonistas y calcular las decisiones vitales para continuar sobreviviendo en el mundo apocalíptico que se presenta.
Un buen ejercicio sería leer a la vez y entre un grupo de amigos los libros de Saramago ("Ensayo sobre la ceguera") y Wyndham, creo que puede salir algo muy bueno de esa tarea para gastar unas cuantas tardes discutiendo en la mesa de algún bar de la esquina.

lunes, 10 de agosto de 2009

"Andrei Rublev" de Andrei Tarkovski

En unas de las tardes lluviosas y en "emergencia sanitaria" del fin de semana alargado del 9 de Julio me dispuse a ver esta peli; antes de transcurridos 40 minutos de metraje se cortó 3 veces la electricidad, una lástima; afuera lluvia torrencial, adentro una oscuridad y un calor especial para ver esta película. La lectura se me imponía como única posibilidad, un libro, todos sabemos, no necesita enchufarse; elijo "Putas asesinas" de Bolaño, lo elijo por el color de la tapa: lila, es que el color de ese día se me antojaba lila en lugar de gris. En el cuarto relato B., un personaje, cuenta esta película sin decir su nombre. La semana pasada cerré este círculo del azar (¿del azar?) que se abrió a mi paso.

El director: Andrei Tarkovski. Un artista, de los buenos, de los que aunque parecen no dar puntada sin hilo lo arriesgan todo, de los que son clásicos y revolucionarios a la vez; una forma de contarnos una historia impulsada fundamentalmente a través de las imágenes, y a veces de unas pocas palabras, aunque nunca falta o sobra ninguna. Autor de siete largometrajes, siete obras de arte cinematográfico.
En algún momento pensando en el relato de Julio Cortázar "Un Julio habla de otro"; se me pasó ver esta peli como "Un Andrei habla de otro".
(Por favor, si querés saber de este muchacho, que ya es parte del aire y de la historia del cine, no te insultes consultando la inmunda Wikipedia, ponele ganas y onda).

La película: "Andrei Rublev" del año 1966. 100 % cine soviético. Blanco y Negro. 205 minutos. Ambientada en la Rusia del siglo XV. ¿Esos tipos son actores? En ningún momento se me pasó pensar en personajes, esos actores parecen actuar su propia vida. Una auténtica Obra de Arte, incalificable, no hay FilmAffinity que merezca consultarse. Cada fotograma es una pieza de arte. Las escenas se suceden de la misma manera que lo hacen los momentos de una vida real, pueden parecer a veces inconexos o incongruentes, pero lo que está pasando ocurre a un ritmo de realidad que exige un pensamiento que complete una mirada posible del mundo que se nos presenta y representa.
Es imposible recomendar esta película, la decisión de verla debe ser exclusivamente personal.

Andrei Rublev es Anatoly Solonitsyn (o viceversa), el pintor de íconos, el personaje central que desarrolla un camino de vida de esos que nos han enseñado llevan los santos; podría decir que pasa de ser un creador (dios padre), a objeto y sujeto de la pasión (dios hijo), un camino de dolor que termina en la aceptación de su propio talento y se redime de sus supuestas faltas autocastigadas abrazando, incluso literalmente, la angustia que carga el alma de de otro ser.

Kirill es Ivan Lapikov (¿o viceversa?), uno de los monjes que acompaña a Andrei Rublev, un personaje secundario que da implulso a varias de las acciones de los otros personajes, parece encerrar en sí todas las virtudes y todos los defectos.

Boriska es Nikolai Burlyayev (¿y viceversa?), el hijo del hacedor de campanas, el que lleva el conocimiento en el alma (supongo que eso será lo que llamamos "talento"), a falta de haberlo recibido directamente de su padre se brinda a la tierra y al cielo (el mundo material conocido) para manejar los elementos de su arte. Es el protagonista de la otra pasión de la película.

Dos imágenes de lo que se podría llamar "La Pasión según Tarkovski". Arriba, una imagen ya inmortalizada por los artistas del renacimiento. Abajo, Andrei Rublev y Durochka (o Irma Raussh), parece que esa imagen expresa mucho más que cualquier cosa que pueda decir yo.

domingo, 9 de agosto de 2009

¿Otra vez? Pasan los años y todavía no se puede creer.

Nagasaki

Tres días después. Las excusas, argumentos, motivos, explicaciones sobre Hiroshima se vacían, se descorre el velo. ¿Quién fue capaz? ¿Cómo se puede ocultar lo evidente? Con medios tecnológicos diferentes, quienes todos sabemos, han lanzado miles bombas a otros Nagasakis durante 64 años, y quien se arroga la propiedad del mundo lo seguirá haciendo.
Si ponés la palabra "hiroshima" en google te salen 14.200.000 respuestas; si ponés "nagasaki" 7.170.000; si ponés "hiroshima y nagasaki" 3.680.000. Supongo que con este solo dato se puede empezar a pensar en algunas hipótesis.
No hay "Rosa de Nagasaki" que conozca; tiene que haber algún lugar adonde acudir para sentir que no somos meros "daños colaterales". Enciendo acá un "faro para los ahogados":

"Lanterna dos Afogados" de Herbert Vianna (Paralamas)

Quando está escuro
E ninguém te ouve
Quando chega a noite
E você pode chorar

Há uma luz no túnel
Dos desesperados
Há um cais de porto
Pra quem precisa chegar

Eu estou na lanterna dos afogados
Eu estou te esperando
Vê se não vai demorar

Uma noite longa
Pra uma vida curta
Mas já não me importa
Basta poder te ajudar

E são tantas marcas
Que já fazem parte
Do que eu sou agora
Mas ainda sei me virar

Eu tou na lanterna dos afogados
Eu tô te esperando
Vê se não vai demorar

Uma noite longa
Pra uma vida curta
Mas já não me importa
Basta poder te ajudar

Eu tô na lanterna dos afogados
Eu tô te esperando
Vê se não vai demorar


viernes, 7 de agosto de 2009

Tres días de tregua. Tres canciones.

¿Naúfragos?
"Río Marrón" por Jorge Fandermole



Estaba boludeando en youtube y de pronto me encontré con esta joyita (gracias al tal Boxitracio, que imagino rosarino, digo, gracias por colgar estos videos y dejarme, sin saberlo vos, compartirlos en este blog). Lo primero que me vino a la cabeza al ver ese look del Fander fue el Tom Hanks de la peli "Cast Away". Esta canción hace más de 25 años que está en mi top ten personal, y esta versión cantada por él mismo es la que más me gusta.
Para los muy jóvenes que pasen por acá, les cuento que es una grabación del programa "Badía & Cía." que daban los sábados por la tarde en aquellos años, el programa duraba toda la tarde y daba para verlo casi entero, un milagro en estos días (digo, el que haya un programa que se pueda ver entero); pasaban por ahí artistas que muchas veces eran desconocidos o sin ningún impacto comercial, gracias a ese programa conocí a Aute y a Sabina, entre otros; era un espacio de prestigio al que acudían hasta los más encumbrados.
Bué, la voy a escuchar de nuevo, no me canso. ..."El agua que baja nunca es la misma y al recordar nos vamos al mar"...

"Historia de Mate Cosido" por Juan Carlos Baglietto
Es una canción de Adrián Abonizio, que en aquellos años tenía, Abonizio, una pinta muy parecida a la de Fandermole en ese videito de ahí arribita. Imagínense lo raro que sonaba esta "Historia de Mate Cosido" en el año 1982, una especie de folk-malambo a diferentes velocidades cantada por un hippie. Supongo que las caras de los demás invitados a ese programa de tele lo dicen todo, presten especial atención a como ese cura levanta las cejas al escuchar la palabra "prontuario".
El programa es "Cordialmente" conducido por Juan Carlos "Pinocho" Mareco; una especie de Almorzando con M.L.; pero desarrollado con buen gusto, simpatía, inteligencia, y una increible amplia cultura, todos atributos de los que, todos sabemos, carece la Sra. M.L. Esta debe ser alguna emisión del año 1983, a juzgar por los invitados (Chico Novarro, serio y aplaudiendo entusiasmado al final; Graciela Dufau, algo sorprendida pero se la ve disfrutando; una morenita que parece que es la que mejor entiende a Baglietto y a la música; un cura, sin palabras; Conrado Storani, un político en campaña que siempre mantuvo esa cara de amargado desde que lo conocimos allá por los 70 y claro, nos legó un político charlatán digno hijo de su padre; y el cordialísimo Pinocho Mareco). Era un programa para ver; en alguna emisión recuerdo a Jorge Don tocándole los muslos al Polaco Goyeneche, seduciéndolo; o a Silvina Garré cantando a capella "Força Estranha"; o a un sorete de esos que nunca faltan deciéndole a Silvio Rodríguez algo sobre como iba vestido tan modestamente.
Pasaron los años, ese Baglietto de mameluco nos lo dice todo, o casi todo.




Para terminar esta entrada una cancioncita de Joaquín Sabina y Luis Eduardo Aute, aquellos que descubrí en el programa "Badia & Cía.":

"Eclipse de Mar" por Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale
(ahora gordos y pelados, viendo el video de 1983 se puede entender lo que le decía al B.B. en un comentario)
Ya estos muchachos no tienen caras de naúfragos, pero en el camino de comprender qué querrá decir en realidad "eclipse de mar", siempre lo asocié con la visión de una especie de naufragio; una persona eclipsada por el mar que lo separa del mundo al que quiere regresar. Una canción bella, con unas frases que dan ganas de sentarse y verse a uno mismo desde una distancia prudencial, para poder así descubrir qué nos eclipsa a ese "niño que uno fue"; o descifrar si somos los "padres del mono del año 2000"; y podría continuar, pero seguro cada cual tendrá lo suyo para pensar ...

jueves, 6 de agosto de 2009

Más de 1.000.000 de grados centígrados

A rosa de Hiroxima

Pensem nas crianças
Mudas telepáticas
Pensem nas meninas
Cegas inexatas
Pensem nas mulheres
Rotas alteradas
Pensem nas feridas
Como rosas cálidas
Mas oh não se esqueçam
Da rosa da rosa
Da rosa de Hiroshima
A rosa hereditária
A rosa radioativa
Estúpida e inválida
A rosa com cirrose
A anti-rosa atômica
Sem cor sem perfume
Sem rosa sem nada

Poema de Vinicius de Moraes

miércoles, 5 de agosto de 2009

"Coisa de acender" de Djavan

COISA DE ACENDER - Djavan
(¿Me pregunto si el amigo K1 considerará a la música de Djavan como jazz?) Por lo menos, y según las palabras de un verso de Caetano Veloso, son blues. Estoy seguro que la canción 5 no es un blues, pero no estoy seguro en que estilo musical califican las demás.
Compré este disco en el Aeropuerto del Galeão (ahora denominado Antônio Carlos Jobim) a principios de Enero de 1993 con el último billete de 20 dólares que me quedaba antes de regresar al Río de la Plata. Jamás lo había escuchado cantar, conocía sus canciones en voces de otros (Chico, Caetano, Wonder, Manhattan Transfer, Al Jarreau, Gal, Bethânia), y su fama de ese verso de la canción de Caetano "Eclipse oculto" (..."e desperdiçamos os blues do Djavan"...).
Me había ido un 29 de Diciembre de la oficina diciendo "hasta mañana", y regresé un 8 de Enero directamente desde el aeropuerto, mochila al hombro, a mi trabajo de la calle Tucumán; no me dejaron entrar, dijeron que estaba despedido. No sabía si deprimirme o festejar, me fui silbando bajito a casa y lo primero que hice fue poner este disco incógnita de Djavan (hay que decir que la chica del free-shop insistía en venderme uno de "grandes éxitos" que decliné al instante, al fin y al cabo uno tiene personalidad); y bué, la música salió de los parlantes y me parecieron sonidos de los más bellos que había escuchado en los últimos tiempos (aquellos viejos buenos tiempos). ¿Me deprimí? ¡JA! ¡Ni mierda!, FESTEJÉ durante más de un año y medio ser dueño de mi tiempo. Hoy hay ahí en mis estantes 15 discos de Djavan.

No sé si será jazz, en mi defensa debo decir que lo ví al muchachito eterno cantar en los festivales de jazz de San Sebastián y de Montreaux, así que si lo invitaron será que puede ser jazz nomás che. Un día les cuento como que considero que son las canciones de Djavan, si me acuerdo y si no me prenden fuego antes, CIAO.

"Kafka en la orilla" de Haruki Murakami.

"Hitsujidoshi no shitsuji wa shujutsu no hitsujuhin da" (Fragmento de "Umibe no Kafuka")
¿Qué puedo decir de este libro? Es sensacional. Como en todos los Murakami que leí hasta ahora: hay pájaros y gatos; personajes que crecen a través de la historia delante de nuestros ojos; esos personajes escuchan buena música, ven películas o las recuerdan, leen libros interesantísimos y nos cuentan de ellos. Una mirada de la vida que nos hace recordar que la diferenciación entre concreto/abstracto no es más que una clasificación universitaria occidental. Suceden algunos hechos fantásticos que son tomados con la mayor naturalidad. En este aparece una especie de "Viejo Obón" (¡JA! Para entendidos). Pensamientos que caminan hacia Kafka y a Poe y su Cuervo. Y más, y más, y más ... Un viaje muy placentero.
Este fue el primer Murakami que ingresó, hace más de dos años, a mis estantes. El nombre "Kafka" me atrajo enseguida (encima "en la orilla", ¿en la orilla como Borges?, ¿siempre Borges?, ¿en la orilla de qué?) y esa cara de gato del arte de tapa (siempre excelente en esta editorial), se me hacía irresistible, para colmo era un tiempo que estaba inmerso en lecturas de autores japoneses; pero, le desconfié, no sabía quien era el tal Murakami. El azar (¿el azar?) operó otra vez en mi ayuda, en esos días aparte de los Kawabatas, Oés, Akutagawas, Yoshimuras, estaba leyendo a Raymond Carver, y en el prólogo del libro que estaba leyendo escrito por la viuda de Carver, contaba que había estado con el traductor al japonés de la obra de su esposo, ese traductor era Haruki Murakami. Tremendo dato hizo que ya no aguantara la llamada de ese ojo de gato.
Aunque fue el primero que tuve, recién lo leí en estos días, luego de saber que no fue un paso en falso estar transitando por la vida de los entrañables personajes que el amigo Murakami nos presenta.
En esa historia, dice alguien que está despertando: ..."voy recogiendo despacio los fragmentos de mi conciencia"...