Si un día sucede que te encontrás sentado en el mostrador de un barcito de Monticello d'Alba, y con el highball de Cinzano Rosso te traen un platito con maníes, ni se te ocurra agarrarlos directamente con la mano, sacrilegio, ataque a la higiene pública, a la moral, a la camorra y a las buenas costumbres. Se deben levantar (los maníes) con una cucharita, y luego, sí, depositarlos elegantemente en la mano libre. Muchos ojos vigilando como habrás de moverte, incluso los del Che (mirando para el lado equivocado) que te advertirá (desde una cajita de 20 cigarettes class "A" marca "Che"): "El hábito de fumar te daña gravemente a vos y a quien te rodea". Allora, en Monticello dÁlba: 1) No tomar los maníes con la mano directamente del platito; 2) No fumar; 3) No iniciar una discusión sobre la imagen "pop" del Che (mirando para el otro lado, ¿en negativo?) y los significados de su mitificación (bué, después de todo el invento de la imagen del Che como amuleto es italiana ¿o no?).
"Leyenda"
"Leyenda"
(Silvio Rodríguez)
Al amanecer,
algunos ojos ya eran de la oscuridad
y huyeron hacia las tinieblas del ayer
con un puñado de semillas por sembrar,
con un puñado de promesas por crecer
y amar.
Pero salió el sol
y se elevó sobre la tierra siempre más
secando el frío nocturnal, dando calor,
regocijando al mundo con su prodigar,
irguiendo al viento un poderoso corazón
de amar.
Y su luz subió
saltando las montañas, traspasando el mar,
regando el mundo con su cálida verdad,
su cálida razón, esparciendo la claridad
como una estación.
Era bello el sol
que se elevaba sobre el mundo siempre más,
con su destierro de nevadas, su canción,
su semillero en jubiloso despertar,
erguido al viento el poderoso corazón
de amar.
Y su luz llegó
al reino oscuro a las torres del ayer,
y la simiente arrebatada de su amor
sintióse renacer al contacto de su calor
y de su quehacer.
Luego al final,
a la hora en que se suponía atardecer,
sintieron que la luz quedó en su respirar
como una sangre de la atmósfera, un poder,
un pacto eterno con la claridad solar,
con ser.
algunos ojos ya eran de la oscuridad
y huyeron hacia las tinieblas del ayer
con un puñado de semillas por sembrar,
con un puñado de promesas por crecer
y amar.
Pero salió el sol
y se elevó sobre la tierra siempre más
secando el frío nocturnal, dando calor,
regocijando al mundo con su prodigar,
irguiendo al viento un poderoso corazón
de amar.
Y su luz subió
saltando las montañas, traspasando el mar,
regando el mundo con su cálida verdad,
su cálida razón, esparciendo la claridad
como una estación.
Era bello el sol
que se elevaba sobre el mundo siempre más,
con su destierro de nevadas, su canción,
su semillero en jubiloso despertar,
erguido al viento el poderoso corazón
de amar.
Y su luz llegó
al reino oscuro a las torres del ayer,
y la simiente arrebatada de su amor
sintióse renacer al contacto de su calor
y de su quehacer.
Luego al final,
a la hora en que se suponía atardecer,
sintieron que la luz quedó en su respirar
como una sangre de la atmósfera, un poder,
un pacto eterno con la claridad solar,
con ser.
(1978)
El Miércoles 8 de Octubre de 1997 por suerte no llovió. Ir al Estadio de Ferro no fue ningún sacrificio, lo más duro de la tarde-noche fue aguantar las quejas de Marianito-de-11-años que estaba un poco cansado.
Hacía 30 años (casi, por un día) que lo habían asesinado al Che. Miles de personas lo recordábamos, y le prometimos (y no siempre cumplimos, y no todos cumplimos) luchar hasta la victoria. Santiago Feliú - Hamlet Lima Quintana - Miguel Ángel Estrella - Víctor Heredia - Las Madres de la Plaza - Daniel Viglietti - Luis Eduardo Aute - Chico Buarque - Silvio Rodríguez, sobre el escenario (¿pudo haber sido cierto que todos esos muchachos hayan estado el mismo día en el mismo lugar homenajeando al Che? Si fue, me acuerdo, je me souviens).
Silvio Rodríguez fue el último en subir, cantó muchas canciones durante más de una hora. Cantó todo lo previsible, lo que queríamos escuchar y lo que queríamos cantar a coro. Ya me había sorprendido muchísimo (super-gratamente) la presencia de Aute y de Chico Buarque (era la primera vez que lo veía en vivo y ni sabía que iba a estar -con una impecable camisa azul-verde haciendo juego con esa rara mirada de Chico tan azul-verde). Pero lo que nunca había sabido, ni esperaba saber ("... lo que nunca ví, / ni esperé ver, / es ver un elefante volar ..." dirían los cuervos de "Dumbo"), y desde la mismísima boca de S.R., lo que supe fue que la canción "Leyenda" la había compuesto pensando en el Che, pensando en la muerte del Che.
(veo en la web que el significado de la canción se atribuye a la "Operación Peter Pan")
Silvio Rodríguez, que siempre habla muy poco y esa noche también habló muy poco, dijo que creía que nunca lo había dicho, entre otras cosas, porque nunca incluía la canción en los recitales, pero que pensaba que era la ocasión apropiada para expresarlo.
Yo no sé si Che o Peter Pan; sé lo que escucharon mis oídos y lo que vieron mis ojos. Desde ese día presté más atención a esta cancioncita, y desde ese día no deja de ponerme un nudo en la garganta cada vez que la escucho. "Al amanecer, algunos ojos ya eran de la oscuridad ... pero salió el sol y se elevó sobre la tierra siempre más ..."
(el jueves 9 de Octubre de 1997 no fui a trabajar, obvio)
Una biografía playera,
y algo mal "enfocada"
(no mucho más que eso)
Tardé 14 años en leer esta biografía del Che, 14 años desde que supe que existía hasta hace unos meses; la evité porque una vez, de parado, en la librería Zivals de Corrientes y Callao empecé a leer el capítulo que decía, que sigue diciendo:
"1. UN YERBATAL EN MISIONES
1
El horóscopo ere desconcertante. Si el famoso guerrillero revolucionario Ernesto "Che" Guevara había nacido el 14 de junio de 1928 como constaba en su certificado de nacimiento, era un geminiano ... y para colmo un sujeto más bien mediocre. La astróloga, amiga de la madre del Che, revisó sus cálculos en busca de un error, pero los resultados no variaron. Se trataba de una personalidad mediocre, sumisa, que había llevado una vida sosegada. Entonces, una de dos: o tenía razón o o era una astróloga totalmente incompetente.
Al ver ese horóscopo deprimente, la madre del Che rió. Entonces reveló un secreto que había guardado celosamente durante tres décadas. Su célebre hijo había nacido un mes antes, el 14 de mayo. No era de Géminis. sino de Tauro: una personalidad audaz y obstinada ..."
Hoy que es 14 de Mayo me pregunto:
¿Jon-Lee-Anderson, cómo carajo podés ser tan pelotudo?
(ojo, esto te lo pregunto como geminiano y oficinista, y mediocre claro, por geminiano y oficinista)
Continuará, pronto y poco (creo)
Hoy no es tan pronto, es 6 de Junio, aún así me sigo preguntando lo mismo que hace un mes. Jon Lee Andersosn no podrá contestarme esa pregunta ni aunque se la formulase cara a cara.
En fin, quería opinar, leer este libraco es un ejercicio inútil si querés conocer porque el camino del Che podría ser uno de los posibles caminos interesantes por recorrer. En general para un lector desprevenido, esta biografía puede aportar: desinformación, preconceptos y liviandad (¿intencional?). Para leer en la playa mientras tu novio/a lee "Tus zonas erróneas", y dártela de Jean-Paul Sartre/Simone de Beauvoir, según corresponda.
Lo que más me desagrada es su anacronismo; en todo momento hablando con el "resultado puesto", descontextualizando; midiendo con vara "digital" lo que se movía a ritmo "análogo", jugando con las cartas marcadas; y muchísimas veces ignorando hechos comprobados de la historia mundial u omitiéndolos con evidente deliberación. Una cagada, mucha falta de conocimientos en general y particular, y cuando conocidos los hechos, presentados de manera "natural" (en tanto de cumplimiento inexorable), anacrónica o sin sentido de la historia.
Lo segundo que más me desagrada, es que mantiene durante todo el relato unos conceptos fijos sobre personajes o hechos generales, prefabricados y presentados como verdades incontrovertibles; llegando al ridículo de contradecirse cuando enfoca situaciones particulares.
Lo tercero que más me desagrada es el lugar desde donde escribe. El lugar en el que se para (para contarnos esa vida de tal relevancia histórica) es torpemente inadecuado. Un lugar geográfico e ideológico lleno de conceptos construidos artificialmente, mira con un prisma que tergiversa, vela, y muchas veces oculta la forma en que los hechos realmente parecen dialogar; y eso cuando no miente directa y descaradamente.
El sabor amargo que deja la lectura de este mamotreto tiene algunos momentos interesantes: 1) cuestiones de la vida íntima del Che, muchas veces (en otras biografías) descuidados o ignorados; y 2) en muy pequeñas dosis, nos cuenta sobre la mirada del Che (manifestada en su correspondencia o mediante testimonios casi-indubitados) sobre la realidad política y social de la Argentina de aquellos años (´50s, léase, por ejemplo la dicotomía peronismo-antiperonismo).
Bué, uno debe saber que un simple periodista no es un historiador, ni un biógrafo, ni un analista filoso de la realidad. Le reconocería (¿a quién le importa no?), que aún con su forma obtusa de ver la historia y los procesos sociales y su manera absurda de medir perfiles y estaturas personales de muchos hombres, el tipo (Jon Lee Anderson) parece haberse animado (y haber sobrevivido en el intento) de vivir en Cuba con su familia por un período largo de tiempo sin que le saliera sarpullido y sobrellevando su perspectiva americocentrista.
La edición es muy buena.
Al de Paco Taibo II, no le llega ni a los talones.
Lo segundo que más me desagrada, es que mantiene durante todo el relato unos conceptos fijos sobre personajes o hechos generales, prefabricados y presentados como verdades incontrovertibles; llegando al ridículo de contradecirse cuando enfoca situaciones particulares.
Lo tercero que más me desagrada es el lugar desde donde escribe. El lugar en el que se para (para contarnos esa vida de tal relevancia histórica) es torpemente inadecuado. Un lugar geográfico e ideológico lleno de conceptos construidos artificialmente, mira con un prisma que tergiversa, vela, y muchas veces oculta la forma en que los hechos realmente parecen dialogar; y eso cuando no miente directa y descaradamente.
El sabor amargo que deja la lectura de este mamotreto tiene algunos momentos interesantes: 1) cuestiones de la vida íntima del Che, muchas veces (en otras biografías) descuidados o ignorados; y 2) en muy pequeñas dosis, nos cuenta sobre la mirada del Che (manifestada en su correspondencia o mediante testimonios casi-indubitados) sobre la realidad política y social de la Argentina de aquellos años (´50s, léase, por ejemplo la dicotomía peronismo-antiperonismo).
Bué, uno debe saber que un simple periodista no es un historiador, ni un biógrafo, ni un analista filoso de la realidad. Le reconocería (¿a quién le importa no?), que aún con su forma obtusa de ver la historia y los procesos sociales y su manera absurda de medir perfiles y estaturas personales de muchos hombres, el tipo (Jon Lee Anderson) parece haberse animado (y haber sobrevivido en el intento) de vivir en Cuba con su familia por un período largo de tiempo sin que le saliera sarpullido y sobrellevando su perspectiva americocentrista.
La edición es muy buena.
Al de Paco Taibo II, no le llega ni a los talones.
Hasta la próxima comandante; y
hasta la victoria, ahora y siempre
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