lunes, 1 de octubre de 2012

"Rincón RAYUELA" (III) - Empezando por el 73 - "El Beso" - El 60 (2º), y más, y más, y más ...



73
... "Parecería que una elección no puede ser dialéctica, que su planteo la empobrece, es decir la falsea, es decir la transforma en otra cosa. Entre el Yin y el Yang, ¿cuántos eones? Del sí al no, ¿cuántos quizá? Todo es escritura, es decir fábula. ¿Pero de qué nos sirve la verdad que tranquiliza al propietario honesto? Nuestra verdad posible tiene que ser invención,  es decir escritura, literatura, pintura, escultura, agricultura, piscicultura, todas las turas de este mundo. Los valores, turas, la santidad, una tura, la sociedad, una tura, el amor, pura tura, la belleza, tura de turas. En uno de sus libros Morelli habla del napolitano que se pasó años sentado a la puerta de su casa mirando un tornillo en el suelo. Por la noche lo juntaba y lo ponía debajo del colchón. El tornillo fue primero risa, tomada de pelo, irritación comunal, junta de vecinos, signo de violación de los deberes cívicos, finalmente encogimiento de hombros, la paz, el tornillo fue la paz, nadie podía pasar por la calle sin mirar de reojo el tornillo y sentir que era la paz. El tipo murió de un síncope, y el tornillo desapareció apenas acudieron los vecinos. Uno de ellos lo guarda, quizá lo saca en secreto y lo mira, vuelve a guardarlo y se va a la fábrica sintiendo algo que no comprende, una oscura reprobación. Sólo se calma cuando saca el tornillo y lo mira, se queda mirándolo hasta que oye pasos y tiene que guardarlo presuroso. Morelli pensaba que el tornillo debía ser otra cosa, un dios o algo así. Solución demasiado fácil. Quizá el error estuviera en aceptar que ese objeto era un tornillo por el hecho de que tenía la forma de un tornillo. Picasso toma un auto de juguete y lo convierte en el mentón de un cinocéfalo. A lo mejor el napolitano era un idiota pero también pudo ser el inventor de un mundo. Del tornillo a un ojo, de un ojo a una estrella... ¿Por qué entregarse a la Gran Costumbre? Se puede elegir la  tura, la invención, es decir el tornillo o el auto de juguete. Así es cómo París nos destruye despacio, deliciosamente, triturándonos entre flores viejas y manteles de papel con manchas de vino, con su fuego sin color que corre al anochecer saliendo de los  portales carcomidos" ...
(-1)


El 73 es otro primer capítulo según el "Tablero de Dirección", es raro, bué, no sé si es raro, a mi me lo parece; lo siento como si uno de los personajes estuviera soñando la historia (la fábula, ya que estamos) que se va a escribir como una novela que se llama "Rayuela" y nos quisiera advertir, ¿advertir de qué? Si supiese como explicarlo no gastaría mis horas en una oficina, andaría por ahí "ensayando" ensayos para cambiar por pan y agua. Tiene algo de inacabable e inacabado ("saliendo de los portales carcomidos"); sííííí, mierda, puedo articular frases que parecen hasta inteligentes: "El Capítulo 73 de Rayuela oscila entre lo inacabable y lo inacabado" (bué, parece que quedó mejor como lo escribí salvajemente). Sigo. ¿Será que fue que el orden "tablero de dirección" recién lo seguí en mi tercera o cuarta lectura de Rayuela? Qué carajo importa, ¿cierto?. Solo ví la necesidad de anotar en este rincón otra de las maneras "convencionales" (?) en que comienza Rayuela. Pero ya lo dije por allá, y si no lo dije lo digo ahora, el Capítulo 1 es mi preferido, mi guía, mi informe de situación personal, por eso el 73 aunque parece poder ramificarse y morderse la cola (como el yin y el yang) hasta la eternidad nunca dejó de dejarme un "sabor a contratapa" (espero no haber sido un blasfemo).
Pero, pasa que esta inclusión del "73" fue solo para tapar un agujero, hoy quería celebrar el "Capítulo 7"



7
"Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua".
(-8)



/// Recuerdo (je me souviens) que hace unos años entré en un concurso salvaje que consistía en describir el "beso perfecto", fue una competencia surgida en el momento, en el medio de una charla y con relatos a "quemarropa" (por lo menos el mío), no tuve que inventar nada, solo me limité a contar como es la forma de mi beso preferido; la posición de los cuerpos, la ubicación de las manos (las palmas y los dedos), los puntos de contacto de las bocas (con sus labios, dientes y lenguas) y otras partes del cuerpo, detallar el papel de los ojos y la respiración, sonidos o ausencia de, intensidad: pero si supe dar un golpe al corazón, ese detalle con que manoteé el premio mayor (que no era ni un aplauso) fue con el sabor de beso a tutti-frutti de chicle bazooka. Podríamos suponer (Ud. y yo) que ese "sabor a fruta madura" del final del capítulo 7 brilló en un resplandor inconsciente para adornar el fin de aquel relato, o sería sencillamente que lo cierto es que me gusta besar y ser besado con sabor a chicle de tutti-frutti ///

Primeros 2 Besos "turas"
(pintura y fotogratura, ja qué chistosito)

"Der Kuss"
("El Beso", 1907-1908 - Österreichische Galerie Belvedere, Viena, Austria)
de Gustav Klimt

"Le Baiser de l'Hôtel de Ville" (1950)
de Robert Doisneau



El 60
(da una vuelta al día en 80 mundos)



60

"Morelli había pensado una lista de acknowledgments que nunca llegó a incorporar en su obra publicada. Dejó varios nombres: Jelly Roll Morton, Robert Musil, Dasetz Teitaro Suzuki, Raymond Roussel, Kurt Schwitters, Vieira da Silva, Akutagawa, Anton Webern, Greta Garbo, José Lezama Lima, Buñuel, Louis Armstrong, Borges, Michaux, Dino Buzzati, Max Ernst, Pevsner, Gilgamesh (¿), Garcilaso, Arcimboldo, René Clair, Piero di Cosimo, Wallace Stevens, Izak Dinesen. Los nombres de Rimbaud, Picasso, Chaplin, Alban Berg y otros habían sido tachados con un trazo fino, como si fueran demasiado obvios para citarlos. Pero todos debían serlo al fin y al cabo, porque Morelli no se decidió a incluir la lista en ninguno de los volúmenes".

(-26)



"La vuelta al día en ochenta mundos"

Dice la contratapa que dice Julio Cortázar: "Todo participa de esa respiración de la esponja en la que continuamente entran y salen peces de recuerdo, alianzas fulminantes de tiempos y estados, y materias que la seriedad, esa señora demasiado escuchada, consideraría inconciliables".
Dice la contratapa queriendo explicar lo que tal vez sea inexplicable: "En este collage donde se recorre un largo y variado itinerario con la misma liviandad que empleara Phileas Fogg en dar la vuelta al planeta, Julio Cortázar vuela, navega y camina hacia escalas tales como ... :

"De otra máquina célibe"
(Raymond Roussel)


"... No solamente Duchamp y Roussel viajaron a Buenos Aires, sino que en esta ciudad habría de manifestarse una réplica futura enlazada con ellos por razones que tampoco la crítica seria tomaría demasiado en cuenta. Juan Esteban Fassio abrió el terreno preparatorio inventando en pleno Buenos Aires una máquina para leer las Nouvelles impressions d'Afrique en la misma época en que yo, sin conocerlo, escribía los primeros monólogos de Persio en Los premios apoyándome en un sistema de analogías fonéticas inspirado por el de Roussel; años más tarde Fassio se aplicaría a crear una nueva máquina destinada a la lectura de Rayuela, completamente ajeno al hecho de que mis trabajos más obsesionantes de esos años en París eran los raros textos de Duchamp y las obras de Roussel. Un doble impulso abierto convergía poco a poco hacia el vértice austral donde Roussel y Duchamp volverían a encontrarse en Buenos Aires cuando un inventor y un escritor que quizá años atrás también se habían mirado de lejos en algún café del centro, omitiendo presentarse, coincidieran en una máquina concebida por el primero para facilitar la lectura del segundo. Si el Lyncée naufragó en las costas africanas, algunos de sus prodigios llegaron a estas tierras y la prueba está en lo que sigue, que se explicará como en broma para despistar a los que buscan con cara solemne el acceso a los tesoros..."




"Para llegar a Lezama Lima"
(José Lezama Lima)


"...Entre el saber de Lezama y el de un europeo (o sus homólogos rioplatenses, mucho menos americanos en el sentido a que apunto) hay la diferencia que va de la inocencia a la culpa. Todo escritor europeo es “esclavo de su bautismo”, si cabe parafrasear a Rimbaud; lo quiera o no, su decisión de escribir comporta cargar con una inmensa y casi pavorosa tradición; la acepte o luche contra ella, esa tradición lo habita, es su familiar o su íncubo. ¿Por qué escribir, si de alguna manera ya todo ha sido escrito? Gide observó sardónicamente que como nadie escucha, hay que volver a decirlo todo, pero una sospecha de culpa y de superfluidad mueven al intelectual europeo a la más extrema vigilancia de su oficio y de sus medios, única manera de no rehacer caminos demasiado andados. De ahí el entusiasmo que producen las novedades, el asalto en masa de la nueva rebanada de lo invisible que alguien ha conseguido corporizar en un libro; basta pensar en el simbolismo, el surrealismo, el “nouveau roman”: por fin algo verdaderamente nuevo que no se habían sospechado ni Ronsard, ni Stendhal, ni Proust. Por un tiempo se puede dejar dormir el sentimiento de culpa; hasta los epígonos llegan a creer que están haciendo algo nuevo. Después, despacio, se vuelve a ser europeo, y cada escritor amanece con su albatros colgado del pescuezo.
Entre tanto Lezama en su isla amanece con una alegría preadamita sin corbata de pájaro, y no se siente culpable de ninguna tradición directa. Las asume todas, desde los hígados etruscos hasta Leopold Bloom sonándose en un pañuelo sucio, pero sin compromiso histórico, sin ser un escritor francés o austriaco; él es un cubano con un mero puñado de cultura propia a la espalda y el resto es conocimiento puro y libre, no responsabilidad de carrera. Puede escribir lo que le dé la gana sin decirse que ya Rabelais, que ya Marcial… No es un eslabón de la cadena, no está obligado a ser más o mejor o diferente, no necesita justificarse como escritor..."
"... los incapaces de acceder a Paradiso se defenderán siempre así, y para ellos todo será ruido de púa, mosca y maullido. En Rayuela definí y ataqué al lector-hembra, al incapaz de la verdadera batalla amorosa con una obra que sea como el ángel para Jacob..."




"Louis, enormísimo cronopio"
(Louis Armstrong)


(Este artículo lo escribió como 10 años antes de Rayuela, por eso no aparece mencionado el enormísimo cronopio, enormísimo y primer cronopio)

"...De la trompeta de Louis la música sale como las cintas habladas de la boca de los santos primitivos, en el aire se dibuja su caliente escritura amarilla, y detrás de esa primera señal se desencadena Muskat Ramble y nosotros en las plateas nos agarramos todo lo que tenemos agarrable, y además lo de los vecinos, con lo cual la sala parece una vasta sociedad de pulpos enloquecidos y en el medio está Louis con los ojos en blanco detrás de su trompeta, con su pañuelo flotando en una continua despedida de algo que no se sabe lo que es, como si Louis necesitara decirle todo el tiempo adiós a esa música que crea y que se deshace en el instante, como si supiera el precio terrible de esa maravillosa libertad que es la suya. Por supuesto que a cada coro, cuando Louis riza el rizo de su última frase y la cinta de oro se corta como una tijera fulgurante, los cronopios del escenario saltan varios metros en todas direcciones, mientras los cronopios de la sala se agitan entusiasmados en sus plateas, y los famas llegados al concierto o por error o porque había que ir o porque cuesta caro, se miran entre ellos con un aire estudiadamente amable, pero naturalmente no han entendido nada, les duele la cabeza de manera horrorosa, y en general quisieran estar en sus casas escuchando la buena música recomendada y explicada por los buenos locutores, o en cualquier parte a varios kilómetros del teatro des Champs Elysées..."


(aquí abajito podemos escuchar "Muskat Ramble" con la misma formación, creo, de aquel año 1952, esa que escuchó J.C.)



Y dándome prisa que ya son las cuatro y diez les dejo estas dos canciones queribles, besables, amables,...

Bonus tracks (2)
Besos que me trae el
Capítulo 7 de "Rayuela"







Ciao, ¡Qué la pasen salvaje!




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