Fue una sensación extraña entrar al blog y ver que alguien desde Vietnam había pasado por aquí, aunque haya sido accidentalmente y por una décima de segundo. Me causa terrible curiosidad saber que entrada estaría pispeando; supongo esa que nombra al "Ciclo de Cine Saigonplanet". La cuestión es que justo estaba por publicitar con esta entrada la vuelta "edulcorada" de Kaya Rastaman, quien alguno sabrá es nieto de violinista vietnamita, y me encuentro esta banderita. No sé que te pasará a vos, ni cuantos años tenés, pero a mí la palabra "Vietnam" es una de las que me ha marcado la mirada del mundo, el camino de mi pensamiento y siempre que puedo el de mis actos; no sé si estaré a la altura, pero bué, sea un aleteo de mariposa que quien sabe provocará un tsunami (solo para entendidos).
Brindo por esa estrella
Brindo por esa estrella
Como dice ahí al costado (en "Arigato"), este blog es complemento de otros, pero especialmente empezó para ilustrar y describir el mundo de las columnas de Kaya Rastaman (ese "describir" puede leerse como "descubrir", ya que para los desprevenidos explicaba de donde Kaya se copiaba). Hoy ese complemento juega para decir que tal vez se mueva un poco ese otro blog sobre Sueños de Fútbol y todo lo demás, donde justo en el mismo día-momento-angular de esta roca llamada Gaia en que vi esa banderita roja con estrella estaba escribiendo 3 renglones sobre estos libros que traen historias de fútbol.
Kaya, que es uno-de-los-animales-que-me-habitan, tuvo como hijo otro-de-los-animales-que-me-habitan; el nieto de violinista vietnamita que dice llamarse Anibal Del Mar, cuya obsesión fundamental, dentro de la constelación de obsesiones que lo perjudican (y perjudican a quienes lo rodean), es la fecha 30 de Abril de 1975, o sea la de la Liberación de Sài Gòn (la que el imperio-asesino-de-niños llama como caída de Saigón). Para Anibal Del Mar es una fecha mágica, es un lugar en el universo-espacio-tiempo que inaugura un enigma, el comienzo de un mundo que se imagina maravilloso (en todas sus acepciones posibles). Esta idea absurda deriva de la sobredosis de cine accidental y cretino que viene mamando desde su niñez, adolescencia, juventud y nunca bienvenida ni bienllegada madurez; docenas de pelis en que la historia de Vietnam (y la de su pueblo, claro) se detiene el 30 de Abril de 1975, pelis llenas de "sucios, feos y malos" orientales, y por si eso fuera poco "malditos comunistas". Por eso todo lo maravilloso que viaja por el mundo interior de Anibal Del Mar cae en una región en que la imaginación (imaginacioncita de un oficinista gris-elfo) de una vez y para siempre ha tomado definitivamente el poder y que se llama: Saigón 30 de Abril de 1975.
En el blog en que Kaya blablablabea de sus Sueños de Fútbol y todo los demás dice tres cosas, o menos, de este libro de Kapus, yo, más cansado que Kaya después de intentar explicarle al Tiquito lo de los husos horarios, me limito a transcribir como comienzan algunos reportajes de ese libro de Richard Kapus, todos son caminos que merecen la sensación de ser transitados, aunque sea en la lectura:
“Hotel Metropol”
Vivo en una balsa que se encuentra en un callejón del barrio comercial de
Acra. La balsa, que se levanta sobre unos postes, alcanza la altura de un
primer piso y se llama Hotel Metropol. En la época de las lluvias, esta rareza
arquitectónica se pudre y se enmohece, y en los mesas de sequía cruje y se
resquebraja. Y, sin embargo, ¡se mantiene en pie! En el centro de la balsa hay
una construcción dividida en ocho compartimentos. Son nuestras habitaciones. El
resto del espacio, rodeado por una barandilla de madera tallada, lleva el
nombre de terraza. Allí tenemos una mesa grande, donde comemos y cenamos, y
varias pequeñas, donde nos sentamos para tomar whisky y cerveza…
“Lumumba”
El hombre estuvo aquí ayer. Llegaron cuatro en un coche cubierto de lodo.
El coche se detuvo delante del bar. El hombre entró para tomarse una cerveza.
Los otros tres se fueron de paseo por el pueblo. El bar estaba vacío; el hombre
se sentaba solo tomando su cerveza. El barman puso un disco. Se oyó la voz de Bill
Haley cantando See you later, aligator.
-No hace falta –dijo el hombre de la mesa.
El barman quitó el disco. En eso llegaron los otros tres…
“Los presidentes”
Eran tres. Paseaban siempre juntos, y juntos iban en un enorme y polvoriento
Chevrolet. Un día el vehículo se detuvo delante del hotel, se oyeron tres
portazos y la escalera retumbó con el taconeo de los tres pares de zapatos. Llamaron
a nuestra habitación, entraron en ella y se sentaron en los sillones. Si en
Polonia viéramos siempre juntos a tres hombres, de elo no sacaríamos ninguna
conclusión. Sin embargo, tres hombres juntos en el Congo pueden formar un
partido político…
“Argelia se cubre el rostro”
El 19 de Junio de 1965 fue depuesto de Argelia, Ahmed Ben Bella. Sucedió en
plena noche, pasada las dos de la madrugada, a la hora del cambio de guardia.
Bel Bella vivía en una casa situada en la Avenue Franklin Roosevelt, más o
menos a mitad de camino entre el caluroso y multitudinario centro de Argel y el
lujoso barrio de chalets llamado Hydra. La casa, aparte del bello nombre de
Villa Joly, no se distinguía de las otras en nada especial…
“Nombramiento de un juez que provoca la caída del gobierno”
En Noviembre de 1965 estaba volando de Argel a Acra. Por el camino, el
avión hizo escala en Conakry. El aeropuerto estaba abarrotado de soldados y
policías. Pregunté a un guineano qué había ocurrido. “Se ha descubierto un
complot contra la república”, me contestó. “Ha habido varios atentados contra
la vida de Sékou Touré. Se están produciendo dimisiones y hay muchos detenidos.”…
“Barreras de fuego”
Enero de 1966. En Nigeria se estaba librando una guerra civil. Yo era
corresponsal en esa guerra. Salí de Lagos un día nublado. Patrullas de policías
apostadas en las salidas de la ciudad dtenías todos los vehículos. Registraban
los portaequipajes en busca de armas. Reventaban los sacos de maíz: tal vez
hubiera municiones escondidas entre las mazorcas…
El poder acababa en el límite de la capital.
A partir de ahí, el camino se abre entre el verdor de suaves colinas cubiertas
por espesos matorrales…
“La guerra del fútbol”
Luis Suárez dijo que habría guerra, y yo siempre creía a pies juntillas
todo lo que él decía. Vivíamos juntos en ciudad de México, y Luis me daba
clases sobre América Latina. Me enseñaba lo que es y como comprenderla. Tenía
un olfato especial para ver venir los acontecimientos. En su tiempo, predijo
certeramente la caída de Goulart en Brasil, la de Bosch en República Dominicana
y la de Jiménez en Venezuela. Mucho antes del regreso de Perón, creía
firmemente que el viejo caudillo volvería a ser presidente de la Argentina,
como también vaticinó la muerte inminente del dictador de Haití, François Duvalier,
cuando todo el mundo le auguraba muchos años de vida, Luis sabía moverse por
las arenas movedizas de este continente, en las aficionados como yo cometíamos
error tras error y acabábamos hundiéndonos sin remisión.
En esta ocasión, Luis expresó su opinión sobre la guerra que se nos
avecinaba después de doblar el periódico en el que acaba de leer una crónica
deportiva, dedicada al partido de fútbol que habían jugado las selecciones
nacionales de Honduras y El Salvador…
“No habrá paraíso”
Nada más bajar del avión, sin que me diera tiempo a hacerme a la idea de
que ya no estaba en Atenas, me metieron en un coche que arrancó a toda
velocidad y enfiló una carretera llena de curvas. De momento, yo ignoraba a
donde nos dirigíamos. Solo a medio camino, el griego que iba a mi lado me
informó de que íbamos a un campo de refugiados y que debíamos darnos prisa para
no llegar tarde al mitin que allí se celebraba. Cada dos por tres consultaba el
reloj y apremiaba al chofer. Era la primera vez que yo visitaba Chipre. El
encanto de la isla me cautivó enseguida…
“Ogaden , Otoño del 76”
Por la noche me picó un escorpión. Había entrado a rastras en la tienda,
sumergiéndome en una oscuridad asfixiante que me agobiaba y me tumbé sobre el
camastro. No tenía una linterna, ni siquiera una cerilla. De todos modos, debía
obedecer la orden del comandante que limitaba el uso de la luz para no delatar
el lugar de nuestro campamento. Ellos podían habernos rodeado, y en tal caso
estarían a un paso de nosotros, acechando con el ojo pegado a la mira.
De repente sentí que algo se movía sobre la sábana, en el sitio que
descansaba la cabeza…
Y dándome prisa porque ya son las 4 y 10, le dejo un saludo de cumpleaños Nº 52 al más grande de todos los tiempos, y que casualmente no solo es "el más conocido" sino también "lo más conocido" de Argentina en Vietnam; Maestro, Usted sabe..., (y con esa camiseta, más) ...