jueves, 23 de junio de 2011

Ari-en-Azul (7), es bella y salvaje como una canción de Djavan o un cuadro de Van Gogh.


Pocas cosas me gustan más que un cuadro de Van Gogh. Una: es ver andar por ahí a la pequeña Arien, salvaje y personal, con su sonrisa y su mirada que te acarician y te congelan a la vez con su belleza.
¡Feliz Cumple Pequeñita Ariblú!

(Y... ¿qué se puede regalar sino canciones? ¿Cuadros?)

"De sterrennacht" (La noche estrellada), 1889 (Moma de New York)
por Vincent Van Gogh


"Açaí"
Solidão

de manhã
poeira tomando assento
rajada de vento
som de assombração
coração
sangrando toda palavra sã
A paixão
puro afã
místico clã de sereia
castelo de areia
ira de tubarão
ilusão
o sol brilha por si
Açaí
guardiã
zum de besouro
um imã
branca é a tez da manhã

Bonus track




"Terrasse du café le soir, Place du forum, Arles", 1888 (Museo Kröller-Müller, Otterlo)
Vincent Van Gogh

1 comentario:

  1. Ya no voy a editar esta entrada (eso quería decir "Edit." en el título, no es el nombre de una tía israelí).
    Me acuerdo un poco lo que quería decir, en realidad no es que me acuerde, sino que es una opinión insana que tengo desde hace mucho tiempo; esa opinión consiste en lo siguiente (dos puntos):
    Las canciones de Djavan trabajan en mi cabeza como los cuadros de Van Gogh; los versos de las canciones de Djavan pueden parecer inconexos, simplones, delirantes, antojadizos si los leés "en seco", pero cuando te "mergulhás" (sumergís) en esos versos rodeados de ese mar azul que lleva la música de jazz-fusion-bossa-nordestina-loquesea djavanezca todo empieza a tener un sentido, un sentido que en mi cabeza se me ilumina como bello. Como los cuadros de Van Gogh, que presentan un barcito o un pueblo en un valle difuso, o un trigal con cuervos aniñados y dos soles, o un médico ladeado (como el de Saer), o una habitación con una perspectiva extraña antojadísamente infantil, o unas ramas de un almendro, o 39 autorretratos a veces casi caricaturezcos, o ... decía, pero esa imágenes coloridas (casi siempre) de rasgos entre difusos y simples empiezan a dar vueltas en tu cabeza y se transforman en un tiro directo al corazón (o al alma) como el que se tuvo que pegar Van Gogh porque ya no podía soportar toda la belleza saliendo de su cuerpo absolutamente incomprendida y chocando con su manera muy particular de leer la realidad, que para él era una verdadera "herida absurda".
    Esas bellezas de canciones y de imágenes siempre me hacen pensar en Arien, salvaje y precisa; bella, salvaje y precisa.

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